[Archivo 11]: El dueño del mono.

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Jhonny iba caminando hacia la cantina mientras reflexionaba sobre los hechos.

—La planta de energía de Néscora estaba en el distrito Herros. ¿En qué momento la han trasladado? Además, me pareció muy extraño cuando recientemente la administración de Néscora estableció un flujo de energía gratuito para todos los residentes de la ciudad. Hasta Cuero, que no es un residente declarado, tiene acceso a electricidad. Dudo que todo esto esté relacionado con el caso, pero hay algo que me da mala espina...

Tardó unos minutos en llegar a la cantina, donde se sentó en la barra, se pidió un vaso de Whisky Ranchero y empezó a dialogar con el camarero.

—¿Ha visto a un chavalín por aquí? Viste con ropa vieja de cuero y tiene cara de niño.

—No me suena.

Jhonny se fijó en el movimiento que el barista hizo con la mirada y reaccionó ante este agarrándolo agresivamente por la nuca.

—¡Me vas a decir todo lo que sabes o te lo sacaré por la fuerza! ¿¡Entendido!?

Los clientes del bar se levantaron alterados, preparándose para lanzar un posible ataque sobre el detective, a lo que este les gritó airado.

—¡Venid todos a la vez! ¡Ni siquiera lograríais despeinarme!

El camarero levantó las manos haciendo un gesto que trataba de calmar al resto.

—¡Tranquilos, solo es un malentendido!

Jhonny se volvió hacia él de nuevo.

—¿Y bien? ¿Vas a decir la verdad ahora?

—Está bien. Unos pandilleros del club colmillo se lo llevaron. Solo sé que su cabecilla responde a las siglas de "RK", ¡pero no los conozco de nada!

El detective soltó con un gesto brusco al hombre.

—¿Era tan difícil decir la verdad?

—Lo siento. No quería tener problemas con el club.

Jhonny Walker salió del lugar no sin antes haber rellenado su petaca con Whisky Ranchero.

Mientras esto ocurría, Danny llegó a un gran aparcamiento vacío.

—Me pregunto por qué este lugar sigue sin ser utilizado. Hace años que prácticamente nadie tiene coches.

Siguió caminando hasta el fondo de este, donde había una gran mansión abandonada y miró a la tarjeta.

—Debería ser aquí...

Golpeó la puerta con una aldaba con forma de plátano. Tras unos segundos, la puerta se abrió y dos hombres con enanismo asomaron detrás de esta.

—Bienvenido. Pasa, pasa.

Danny se adentró en el lugar con algo de miedo y manteniéndose a la defensiva en todo momento.

—¿Dónde puedo contactar con Peele Monkey?

Uno de los hombres que lo acompañaban se giró para contestarle.

—Tranquilo. Luego hablarás con el jefe.

Las paredes apenas se mantenían en pie. La madera corroída y las columnas a medio deshacer daban al lugar un ambiente fúnebre, como de casa encantada, que era acrecentado por la clara falta de iluminación, pues las lámparas antiguas que había en el techo estaban en un estado claramente disfuncional.

Danny seguía a los enanos, que empezaron a subir unas enormes escaleras de madera que chirriaban a cada escalón que cualquiera de ellos subía. Un fuerte olor a incienso llegó al olfato del joven, que empezó a marearse. Al terminar de subir, había dos grandes puertas.

El Paladín de Sangre: Lluvia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora