[Archivo 27]: Resolución de esperanza.

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»Era complicado. No lograba sentir ningún tipo de remordimiento. Sin embargo mi relación con el chico hacía que mi corazón se estremeciera. Como si un cúmulo de sentimientos intentara abrirse paso entre mis entrañas a pesar de haber dejado todo bien tapado.

»El chico no había ido a la guerra. Para mí esto hacía que sus palabras perdieran algún tipo de "valor". Hacía que mi experiencia me pusiera por encima de él de alguna manera. Pero... ¿Y si los que habíamos estado en ese infierno éramos los que nos equivocábamos? ¿Y si teníamos nuestra mente tan contaminada de ese horror que no podíamos ver el mundo sin ese sesgo?

—¿Y cómo vamos a repartir cinco millones entre cuatro personas?

Jhonny continuó bebiendo su whisky.

—Podéis quedaros mi parte también. No tengo nada que hacer con ese dinero.

"El Ojeras" se estaba pintando los labios frente a un espejo que había sobre un tocador.

—No seas bobo, Jhonny. Todos tenemos algo que hacer con el dinero. 

Ricky se unió a la conversación.

—¿No quieres salir de esta podredumbre? Darte una buena ducha frente a una hermosa prostituta...

"El Ojeras" se volvió vacilante hacia su compañero.

—Oh, vamos. Estoy seguro de que te lo pasarías mucho mejor con un buen varón como yo.

Jhonny dejó claro que nada de eso le interesaba con un gesto con su mano.

—¿Salir de esta podredumbre? ¿Acaso creéis que el dinero os ayudará a cambiar algo de eso? Ya estamos jodidos. Nuestras cabezas ya no funcionan bien. El dinero solo hará que viváis esas míseras vidas en este mísero mundo de otra manera diferente, pero igual de mísera.

Ricky se alteró.

—¡Eres un pesimista! ¡Por mucho que digan que el dinero no da la felicidad, yo sé que eso es mentira! ¡Puede que los billetes no te hagan feliz, pero lo que puedes comprar con esos billetes sí!

Jhonny se encogió de hombros y sonrió.

Marvin cogió lo que le tocaba del botín.

—Yo dejo el grupo.

Todos observaron a Marvin. "El Ojeras" dejó lo que estaba haciendo para preguntar.

—¿Dejas el equipo?

—Sí. Esto no es lo mío. 

Jhonny se acercó a su compañero.

—¿Y qué vas a hacer?

—Verás Jhonny ¿Recuerdas esta mañana cuando estábamos tomando cerveza mientras repasábamos el plan? Me fijé en los vasos. Tenían esas marquitas blancas en el vidrio.

Marvin se llevó un cigarro a la boca y empezó a buscar una caja de cerillas en su chaqueta.

—Esas marquitas pueden verse cuando al limpiar el vaso ha habido un excedente en el jabón lavavajillas. 

Se encendió una cerilla y prendió su cigarro con ella.

—A las cañas les faltaba espuma. No estaban bien servidas. Es algo imperdonable que nos hayan cobrado por un servicio así.

Jhonny bebió otro trago.

—¿Y qué quieres decir con esto?

—Me voy a montar un local, Jhonny. Estoy harto de esta vida. No soy un criminal.

Jhonny dejó la botella en el suelo.

—¿Y ya está? ¿Así nos dices adiós?

"El Ojeras" se acercó a Marvin.

—Pero tiene razón. Yo también lo dejo. Con este dinero no tenemos que seguir haciendo ese tipo de cosas.

Ricky hizo lo mismo que el resto.

—Me uno a ellos. Solo quería este dinero para poder dormir con unas cuantas mujeres, pero pensándolo bien, preferiría una vida tranquila a todo esto.

Jhonny se sentó en el piso.

—Está bien. Os vais todos. ¿Y a qué diablos estáis esperando? ¡Marchaos!

Marvin y Ricky abandonaron el lugar al momento, y "El Ojeras" se acercó a Jhonny.

—Escucha. Eres la persona más inteligente que conozco. Lo entenderás.

Jhonny hizo un gesto brusco indicando que esa presencia no era bienvenida en ese momento. "El Ojeras" abandonó el lugar tras esto. El hombre se había quedado solo. Se tumbó boca arriba en el suelo, cogió la botella de whisky y se puso a observarla.

—Eres lo único que me queda.

Pero, justo detrás vislumbró el maletín repleto de documentos oficiales que habían robado del ayuntamiento.

—Tengo que buscar compradores. Por esos documentos puedo sacar una buena tajada.

Sin embargo, lejos de tomar una decisión rápidamente, se puso a reflexionar. Tras unos minutos pensando, se levantó del suelo, tomó el maletín y se lo llevó a una mesa.

—Veamos qué hay por aquí.

Se puso a leer los documentos. La mayoría eran información sobre diferentes residentes de la ciudad. Había tanta información que prácticamente todos los ciudadanos podían ser identificados entre los papeles que estaban ahora en posesión de Jhonny.

Cuando ya había leído la información de todos los residentes, llegó al fondo del maletín. Ahí había un fichero repleto de casos criminales archivados.

—¿Y esto?

Tras observar el contenido de este detenidamente, se percató de algo.

—Esto... Puedo solucionar estos casos fácilmente. Aquí tengo todas las respuestas.

Se puso a leer la información sobre los casos a la vez que tenía en cuenta los datos que había leído previamente sobre los ciudadanos. Mientras tanto iba tomando apuntes y bebiendo sorbos de la botella de whisky.

—Está claro. He resuelto el treinta porciento de los casos archivados solo usando la información que tengo de los ciudadanos de Néscora.

Guardó en un pequeño armario todos los documentos y salió corriendo hacia la comisaría local con las notas que había tomado.

Al llegar tuvo que esperar varios minutos, pues parecía que estaban gestionando algún tipo de evento en el lugar.

Un hombre que ejercía de secretario finalmente se dignó a escuchar a Jhonny.

—¿Qué desea, caballero? Estamos bastante ocupados con el caso del robo al ayuntamiento.

—Sí... ¿Sabes qué? Lo he olvidado.

Jhonny fue a un local de alterne camuflado en una tintorería que había en una zona próxima.

—Póngame un vaso de whisky, por favor.

Una streaper se acercó a él mientras se iba quitando la ropa.

—¿Estás triste? ¿Quieres que te ayude a subir esos ánimos?

Sin embargo, Jhonny hizo una seña para que la mujer se alejara.

—Tú te lo pierdes.

Cuando le sirvieron el whisky, vislumbró que en una esquina del local había un hombre discutiendo por un teléfono empotrado en la pared, así que se acercó.

Aquel hombre colgó de un golpe y se fue del lugar.

Jhonny insertó una moneda en el teléfono y marcó un número.

—Hola, Ricky. ¿Cómo sabes que te estoy llamando desde el club de striptease? Sí, te llamo por trabajo. ¡No! ¡No cuelgues! Escucha, se acabaron los robos. Creo que tengo algo grande aquí.

Se sostuvo el sombrero para evitar que este se cayera.

—Llama a los chicos. Nos vemos en el garaje.







El Paladín de Sangre: Lluvia NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora