veintisiete

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Harry estaba furioso, recibió una carta de Viktor Krum, dónde le hacía una oferta jugosa por unos terrenos y dónde también le informaba de su próxima visita a su mansión aprovechando que su marido se encontraba ahí.
Harry no estaba interesado en vender esos terrenos y la visita de Viktor lo ponía nervioso, ya que era bien sabido que el cargo de ministro de magia no lo había ganado limpiamente.

Por la tarde el joven matrimonio fue a la hacienda de los Creevey, Blaise y Ron prefirieron quedarse ya que prácticamente la invitación solo había sido para Harry y su marido.
Una vez que llegaron fueron recibidos por un viejo elfo que los condujo al jardín dónde la familia Creevey-Cho se encontraba, se hicieron las presentaciones, y prosiguieron a comer, en un momento dado Cho se desmayo y colín la ayudo a llegar a su habitación.

-lamento mucho lo ocurrido con su hija- Harry le dijo a la señora Creevey
-gracias Harry, mi hija tiene tiempo enferma y aunque está en tratamiento no ha habido mejoría- la señora Creevey tenía los ojos llenos de lágrimas y eso conmovió profundamente a Draco.

Cho despertó de su pequeña siesta, fue a hurtadillas hasta la cocina y preparo una canasta con alimentos, después se dirigió hacia la salida trasera cuando alguien la detuvo
-a donde vas?- colín quien había ido a ver cómo se encontraba su hermanastra y no haberla encontrado decidio buscarla y la encontró tratando de salir
-colin me asustaste- le dijo con la mano en el pecho
- no era mi intención asustarte pero dime cómo sigues?- pregunto nuevamente
-mejor gracias, ya sabes cómo es esto- intento irse
-a donde vas?- insistió colín
-voy a ver a Antony- sonrió -si te dije que está ahorita en la cabaña junto al río y voy a llevarle de comer- colin resoplo
-Quieres que te acompañe?-
-No es necesario pero si mamá pregunta por mi por favor dile que sigo dormida y que no quiero ser molestada por favor- y salio de la cocina sin darle tiempo a colín de responder.

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Blaise estaba aburrido así que decidio salir a caminar, se sentía maravillado por lo bonito que era ese lugar, se podía sentir la magia irradiar, se acercó al pequeño estanque de lirios y se quedó viendo las hermosas hadas que iluminaban el lugar, ya estaba empezando a oscurecer cuando vio llegar al pelirrojo amigo de Harry
-Hola- sonrió tímidamente -tambien estás aburrido?- le pregunto
-si un poco, espero que Draco llegue pronto- contestó
Se sumieron en un cómodo silencio, viendo el atardecer.
Blaise lo miro de reojo y le pareció un tipo bastante atractivo y a la vez un tipo tan común, sonrió para si mismo, desde muy joven el junto con Draco habían soñado con encontrar el príncipe azul de ese cuento de hadas que leían de pequeños, cuando conoció a Viktor creyó haberlo encontrado, era un tipo bastante encantador, super detallista, lo trataba como si fuera lo más importante de su vida, cuando le pidió matrimonio se sintió el ser más feliz de todo el mundo mágico, pero cuando llegó el momento de culminar el matrimonio solo lo tomo,por obligación, haciendolo sentir miserable, lo había lastimado bastante y después de terminar se fue a un bar muggle con unos amigos dejándolo solo y ultrajado.
Después de esa noche nunca lo volvió a tocar y una vez que obtuvo su puesto en el ministerio muy rara vez pasaba la noche en casa.

Ron nunca se había enamorado, había tenido su primer beso con Harry y de ahi supo que las mujeres no le iban, en cambio a Harry le daba igual si era hombre o mujer, solía basarse únicamente en los sentimientos.
El amigo de Draco era un chico demasiado atractivo, su hermosa piel morena en combinación con sus grandes ojos marrones lo hacían lucir demasiado atractivo para cualquiera y para Ron no pasaba desapercibido.
Ron volteo a ver al chico que tenía a su lado y lo descubrió mirándolo y ambos se sonrojaron.
-Deberíamos volver, ya casi es hora del te- sugirió ron para romper el silencio
-si, deberíamos- dijo Blaise un poco nervioso , se puso de pie e intento caminar pero torpemente se tropezó y ron lo cacho antes de llegar al suelo, Blaise se giró sin soltarse del agarre y ambos se quedaron viendo fijamente, poco a poco se fueron acercando hasta juntar sus labios y se besaron en un beso torpe que se fue volviendo desesperado, sin separarse ambos se fueron levantando hasta quedar ambos de pie sin romper el beso.
La falta de aire hizo que se separaran, ambos jadeando y sudorosos juntaron sus frentes y sin decir nada, Ron los apareció en su habitación, era algo que ambos deseaban, la ropa empezó a estorbar, poco a poco las prendas fueron desapareciendo hasta dejarlos completamente desnudos.
Ron se quedó contemplando ese hermoso cuerpo que tenía delante suyo, hipnotizado por esos ojos marrones, lo recostó en la cama y lo volvió a besar, más salvajemente, con más pasión.
Blaise no perdió el tiempo acariciando ese tibio cuerpo que estaba encima suyo, tan bien cuidado y suave al tacto, hace mucho que no se sentía deseado y no iba a desaprovechar la oportunidad de sentirse sexi y atractivo para alguien más.
Ambos se entregaron a esa lujuria que se apoderó de ellos, hicieron el amor hasta que su cuerpo ya no pudo más y ambos se quedaron profundamente dormidos en la habitación del pelirrojo.

El amor que yo soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora