Cuarenta

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La mañana siguiente todo parecía estar en calma, Draco se dedicó a pasar tiempo con su hijo, ese hermoso bebé de ojos verdes y pelusa negra era la alegría de Draco. James le ayudo a bañarlo y a cambiarlo y ahora estaba dándole de comer, sentía una satisfacción enorme el ver cómo crecía día a día.

Harry se paró fuera de la mansión Malfoy, estaba muy nervioso pues no sabía que reacción tendría Draco ante su presencia, el pequeño elfo orejón apareció frente a el y solicito ver a James, este por su parte había bajado para llevarle un poco de te a Draco cuando el elfo le informo que Harry quería verlo, dejo todo lo que estaba haciendo y salió al jardín
-hijo cómo estás?- precedió a abrazarlo
-bien papá y tu?- le dijo correspondiendo el abrazo
-me alegro que estes aquí, vienes a ver a tu hijo?- pregunto
-asi es papá, crees que Draco quiera recibirme?-
-por supuesto hijo, ven acompañame adentro- y ambos se dirigieron al interior de la mansión, dónde se toparon con Lucius y Andrómeda.
Lucius sonrió victorioso pues eso significaba que Harry por fin aceptaba que su nieto si era su hijo
-a que debemos el honor de su visita señor Riddle?- pregunto levantandose para estrechar su mano con la de Harry
-vengo a hablar con Draco si no es molestia- le informo
-por supuesto que no- luego dirigiéndose a Andrómeda le dijo -informale a mi hijo que si marido está aquí- Andrómeda de mala gana se levanto y se dirigió a la recámara de Draco.

-pasa Harry, siéntate- le dijo Lucius
-Gracias, así estoy bien- dijo incómodo Harry
-y tu- dijo dirigiéndose a James -vete a la cocina- a Harry le molestó muchísimo la forma en que Lucius se dirigió a James así que inmediatamente se puso a su lado y lo abrazo
- mucho cuidado en cómo le habla a James Lucius, por si no lo sabe James es mi padre y como tal quiero que lo respete- Lucius abrió muchísimo los ojos
-tu padre?- pregunto
-si- y no hubo más comentarios al respecto.

Andrómeda todo delicadamente la puerta de la habitación de Draco - hijo puedo pasar- pregunto dulcemente
-Adelante tia- e ingreso en la habitación, la imagen que encontró frente a ella la hizo sonreír, Draco tenía en sus brazos al pequeño Adeem quien sonreía ante la voz de su padre
-Harry está aquí- dijo de pronto Andrómeda, borrando la sonrisa del rostro de Draco
-Que quiere- pregunto pero su voz sonó muy débil
-Hablar contigo-
-De que- quiso saber
-no lo sé mi niño, pero anda baja- le dijo Andrómeda -te está esperando- Draco dudo un instante, añoraba verlo, lo había extrañado muchísimo
-No- fue su respuesta -no lo quiero ver- le informo a su tía
-A lo mejor quiere arreglar las cosas entre ustedes- insistió
-no creo que exista un arreglo entre nosotros- Andrómeda suspiro
-Mira voy a bajar a ver qué quiere, le voy a decir que no puedes bajar porque le estás dando de comer al bebé- no quería presionarlo más
-si-, si tía esta bien ve- mentiría si dijera que no estaba nervioso, vío como Andrómeda desaparecía tras la puerta, dejo delicadamente al bebé en la cuna y se sentó en la cama.

Andrómeda llegó a la sala donde encontró una peculiar escena, Harry y James estaban sentados junto a un Lucius que los miraba con desprecio
-Draco está terminando de darle de comer al bebé, en un momento baja- de repente James se puso de pie
-a dónde vas papá?- pregunto un curioso Harry
-a ayudar a tu esposo- contesto
-no es necesario James, gracias siéntese- le informo Andrómeda y James no tuvo más remedio que sentarse
-me da mucho gusto que al fin le haya dicho la verdad a su hijo james- le sonrió Andrómeda -y me alegro también por ti Harry-
-Gracias- le sonrió Harry de vuelta
Lucius ya estaba harto de esa situación, así que se puso de pie
-ven Harry acompáñame, para que tantas formalidades si somos una gran familia- dijo con sarcasmo -vamos a la recámara del bebé- y Harry se puso de pie para seguirlo.

Draco se sentó en la mecedora junto a la cuna de su bebé, tenía los ojos llenos de lágrimas, todo esto le dolía bastante. De repente su padre abrió la puerta
-pasa, pasa- dijo e instintivamente fijo sus ojos en la persona que iba con su padre, no podía creer que hubiera tenido el atrevimiento de ir a pararse en su habitación.
Harry entro temeroso tras Lucius, encontrando la mirada llena de dolor y odio por parte de Draco, quien estaba sentado junto a un pequeña cuna
-mira, está despierto, no es por nada pero mi nieto es el más hermoso del mundo- comento Lucius.
Harry se acercó torpemente a los pies de la cunita dónde pudo ver a ese pequeño ser tan indefenso, no pudo evitar un sollozo seguido de un montón de lágrimas, frente a el estaba su hijo, quien ajeno a todo lo miro con esos hermosos ojos verdes como los suyos -si, es hermoso- atino a decir, no podía apartar los ojos del bebé
-voy a pedir les suban te y galletas, con permiso- y salió de la habitación dejando a Harry a solas con Draco.

El amor que yo soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora