treinta y cinco

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Draco estaba sentado en el jardín, su enorme barriga le impedía estar mucho tiempo de pie, su tía Andrómeda estaba con el, disfrutaban de la hora del te y de unos deliciosos pastelitos.
-te vez radiante con tu embarazo mi amor- le decía su tía, el simplemente sonrió
-ya ni siquiera me deja dormir- dijo acariciándose la barriga - es un niño muy inquieto- sonrió al sentir sus pataditas
-es porque es un niño muy sano y ya quiere nacer- comento su tía -no has sabido nada de Harry?- pregunto a Draco se le borró la sonrisa del rostro
-le mandé la solicitud de la anulación del divorcio- le informo
-que tu papá no se entere porque entonces si te vas a meter en un lio- tomo un sorbo a su te
-lo sé tia pero no me importa, ha pasado mucho tiempo y jamás me volvió a buscar, es más hasta se fue de viaje con esa mujer, así que su hijo no le interesa- contesto Draco, estaban sumidos en su plática que no se dieron cuenta cuando Blaise llegó

-hola como están?- saludo y procedió a acariciar la barriga de Draco
-muy bien y tu? Que haces aquí?- pregunto draco
-vengo a invitarlos a un concierto de piano que mi marido me sugirió hacer en el ministerio- Draco se sorprendió
-de verdad te vas a atrever a tocar en público?!- pregunto
-asi es, Viktor me convenció- dijo no muy feliz pues su marido lo único que quería era tratarlo como un trofeo
-yo no puedo ir, pero luna estará encantada de acompañarte, quizá Theo quiera ir con ustedes también- dijo Andrómeda.
La sola mención del "novio" de luna hizo que Blaise y Draco se incomodaran, pues a ninguno de los dos les caía bien, era un tipo bien parecido y de buena familia pero había algo en el que los hacía dudar.

Blaise se retiró, dejándoles la invitación a los Malfoy, todavía tenía que pasar a recoger la túnica con la que daria el concierto. Estaba muy distraído y no se fijo cuando de repente chocó con alguien asiendolo tambalear, lo único qué pudo hacer fue tratar de agarrarse fuertemente de el desconocido.
-perdon, no me fijé por dónde iba- dijo mirando por fin a ese desconocido cuando se dio cuenta de quién realmente era.
-Discúlpame tu a mi- dijo Ron, sonrojado hasta las orejas -que te parece si para compensar el mal rato, te invito un cafe- Blaise se quedó sin palabras, pues desde lo sucedido entre ellos ya no se habían vuelto a ver
-lo siento, pero no puedo, tengo cosas que hacer- y trato de seguir su camino, Ron tomo su mano en el proceso
-por favor, hace mucho que no se de ti- suplico y algo dentro de blaise se removió
-Esta bien, pero solo un café- le informo y ambos se dirigieron a la cafetería más cercana.

Lucius llegó a la hacienda de Harry sin avisar, entro con esos aires de grandeza y fue recibido por Ginny, este la observo de arriba a abajo, tratando de hacerla sentir menos -hablale a tu patrón, necesito hablar con el- Ginny no podía creer el sinismo que tenía ese hombre para hablarle así
-Harry no es mi patrón, es mi hombre- dijo lo que provocó una risa a lucius
-por favor mugrosa, en mi mundo las criadas nunca se casan con su patrón- le dijo soberbiamente y a Ginny le empezó a hervir la sangre, su sonrojo era notorio, pero no agachó la cabeza.
-si sabes que mi hijo sigue casado con tu patrón? Por lo tanto el aún sigue siendo amo y señor de esta casa y si el se lo propone puede regresar aquí cuando quiera y tú te tendrás que largar- Ginny estaba a punto de contestar cuando Harry apareció, estaba muy sorprendido de ver a Lucius ahí
-lucius que hace aquí?- pregunto inmediatamente
-vengo a hablar contigo por supuesto- volteo a ver a Ginny -sobre tu hijo- y sonrió sinicamente -que está a punto de nacer- la incomodidad de hizo presente en Harry
-vamos a mi despacho- y ambos se dirigieron al despacho, una vez dentro Lucius fue el primero en hablar
-me entere que Draco te mando la solicitud de la anulación de tu matrimonio- dijo muy curioso, Harry la saco del cajón y se la mostró a Lucius
-si, aquí la tengo- Lucius la tomo en sus manos y empezó a leerla, no podía creer que su hijo fuera tan idiota para no pedirle absolutamente nada de su fortuna
-la vas a firmar?- pregunto, Harry suspiro
-no lo se- fue lo único que dijo, Lucius sonrió victorioso, tomo el pergamino con dos dedos y lo rompió por la mitad
-no creas que te va a resultar tan fácil deshacerte de mi hijo, además, el bebé ya casi nace y con las pruebas de ADN fácilmente puedes confirmar que es tu hijo y entonces si nos sentaremos a negociar- dijo con aire de superioridad.
Harry únicamente lo observó, lo veía tan seguro de todo que finalmente estaba dudando sobre su paternidad, ¿Realmente ese niño era suyo?
Lucius se levantó de su asiento y se retiró, dándole una mirada de suficiencia a Ginny, una vez que Harry se quedó solo en el despacho Ginny aprovecho para entrar en el.
-Harry...-pero este no la dejo hablar
-voy a ir a Wiltshire- y se puso de pie
-vas a ir por lo que te dijo el viejo?- pregunto inquieta, Harry únicamente se pasó una mano por el cabello
-tengo que ver cómo va todo con la fábrica- empezó a salir del despacho con Ginny tras el
-yo voy contigo- y se fue escaleras arriba para empacar, estaba furiosa, las lágrimas salían una tras otra, no podía creer que Harry realmente pensara que ese bebé podía ser suyo.
Harry no espero a Ginny, tomo su cartera, una bolsa con galeones y se fue de la hacienda, media hora más tarde Ginny bajo con su maleta echa, encontrándose con los gemelos
-han visto a Harry?- pregunto
- se llevó un coche y se fue de aqui- contesto Fred
-hay algún problema entre ustedes hermanita?- pregunto George, Ginny no podía creer el descaro de Harry de haberla dejado ahí, aventó su maleta y se dirigió a la cocina donde estaba su madre, quien al verla sintió mucha pena por ella
-hija mia debes dejar esa obsesión que tienes con Harry, el no te ama- le dijo lo más tranquila posible
-pero yo se que puedo lograr que me ame, si tan solo Draco no existiera..- se calló de repente, una idea cruzó por su mente, salió de la cocina, corrió a la habitación que antes ocupaba y ahí encontró su varita, casi no la usaba pues la vida en el campo era muy tranquila, aparte ella era muy buena canalizando su magia y podía usarla sin su varita, así que ya sabía que es lo que tenía que hacer, salió lo más rápido que pudo con su varita bien escondida, redujo el tamaño de su maleta y se la guardo en el pequeño bolso que llevaba y salió de ahí rumbo al pueblo, tenía que encontrar a Theo y llevar a cabo su plan.

El amor que yo soñé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora