El amor que yo soñé

doce

Narcisa era una mujer sumisa y hacia todo lo que su marido le ordenaba.
Se había casado muy enamorada, pero con el tiempo se dio cuenta que el amor no era suficiente para tener un buen matrimonio.

Ella quería un destino diferente al suyo para sus hijos, pero la crisis financiera hizo que su marido buscará medidas desesperadas para salir adelante y aunque al principio no estuvo de acuerdo de casar a su hijo por conveniencia, tuvo que aceptar, ya que su salud se vio deteriorada.

-Me eh enterado que has estado saliendo con un joven- inmediatamente Draco hazlo la mirada para encontrarse con unos ojos azules mirándole con mucha ternura

-Quien.... Quién se lo dijo a mi padre?- pregunto con profunda tristeza

-no lo sé, supongo que algún contacto del ministerio, sabes que tu padre aún es muy influyente ahi- se acercó lentamente hacia su hijo -ahora me vas a decir quein es?-

-lo conocí un día mientras paseaba por la playa, lo vi ahí con su uniforme, inmediatamente quedé cautivado, al principio fue muy respetuoso pero poco a poco los dos nos dimos cuenta que nos habíamos enamorado- Draco agachó la mirada

-hijo mio, no quiero que sufras, yo lo único que quiero es tu felicidad- tomo entre sus manos el delicado rostro de su hijo obligándolo a verla -no quiero que te equivoques, si el te hace feliz, lucha por el-.

Draco no podía creer lo que su madre le decía, inmediatamente se lanzó a sus brazos, -gracias madre, gracias- decía entre lágrimas de felicidad.

Detrás de la puerta, lucius quedó atónito, no esperaba una traición así de su esposa.

Inmediatamente se marchó a su despacho y salió de su casa por la chimenea.

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Faltaba solo un día para el gran baile, Draco estaba sumamente nervioso, su mamá le estaba ayudando en todo, la noche anterior había recibido una carta de Cedric donde le explicaba sus planes para escapar esa noche.

Dragón mío:

Prepárate porque mañana será el gran día en que por fin huiremos de aquí, tengo un amigo en Irlanda que nos prestara un cuatro y ahí nos podremos esconder, lleva solo lo necesario, yo te daré todo lo que esté en mis posibilidades, nos vemos en la noche en nuestro lugar.

Siempre tuyo Cedric diggory.

-Joven Draco, hay un señorito en el jardín que quiere hablar con usted- esto sorprendió a Draco que inmediatamente guardo su carta y bajo a la sala, para después encontrarse con el desconocido

-quien es usted y que es lo que desea?- pregunto al joven delgado y de ojos marrones que tenía frente a el

-mi nombre es seamus Finnigan, es usted Draco Malfoy?? - pregunto

-asi es que necesita?- esto se tornaba cada vez más incómodo para Draco

-yo se que usted no sabe quién soy, pero vengo desde Irlanda buscando a mi novio,- Draco abrió mucho sus ojos -se que el al huir de Irlanda para evadir las responsabilidades que tenía conmigo entro aquí en Inglaterra a la academia de aurores- las piezas empezaron a encajar en la cabeza de Draco

Escaneo con la mirada al joven frente a el, reparando en su abultado vientre -yo no se que tengo que ver en todo esto- contraataco

-porque el ahora te está utilizando a ti, solo busca una cosa de nosotros los pobres ingenuos que creemos en el, puede ser el hombre más dulce sobre la tierra pero una vez que te entregas a el busca la manera de huir, empieza a evadirte, nunca le da la cara a tu familia, y sigue tratando de engañarte diciendo que van a huir juntos- el joven Ya no aguanto más y rompió en llanto, Draco no podía creer lo que estaba escuchando

-Cedric no es así -Draco también empezo a sollozar -el me ama, me lo dijo, así que no creo nada de lo que me estás diciendo, por favor retirate de mi vista,- en ese momento lucius apareció detrás de Draco

-ya oíste a mi hijo, lárgate de aqui- ordenó lucius

-No me iré de aquí sin que antes sepas que el hijo que estoy esperando es de el, y espero que tú nunca te hayas entregado a el porque el lo único que busca es eso, sexo, te verá como un trofeo más y se irá sin ti y te dejará manchado, roto y deshonrado y después nadie querrá casarte contigo, porqe para nosotros los donseles es más difícil que nos tomen encerio si ya no somos puros- dicho esto salió por la puerta dejando a un Draco desconsolado y con las palabras aún resonando en su cabeza -es que no es cierto papá, el no es así- inmediatamente se volteo hacia lucius

-espero que no hayas cometido la estupidez de acostarte con el- pero Draco no contestó, simplemente agachó la mirada

-padre...... Yo...- pero no tuvo tiempo de decir nada más porque su padre me propinó una cachetada

-Eres un imbécil, cómo pudiste hacer algo así- lucius enfureció -en este momento mandare traer un sanador de San mungo y espero por tu bien que ese idiota no te haya embarazado porque entonces si me vas a conocer- y salió inmediatamente dejando a un Draco destrozado.

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-Cornelius, necesito tu ayuda- imploro

-Qué es lo que deseas Lucius -indago el ministro de magia

-hay un joven, que aún está en la academia de aurores, un joven que mantiene una mala reputación, que se ha acercado a mi hijo y está tratando de engañarlo, sabes que Draco es muy ingenuo y aún cree en los cuentos de hadas-

-ve directo al grano- el ministro no estaba de humor para las palabras de lucius

-quiero que lo alejes de mi hijo, que te deshagas de el, no quiero que mi hijo vuelva a saber de el, sabes que me debes un favor - el ministro se tenso ante sus palabras

-esta bien Lucius, pero con este favor saldare mi deuda contigo - y ambos estrecharon sus manos. -Quien es el chico?-.

-su nombre es Cedric diggory.-

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Caminó directamente a la oficina y tocó la puerta

-me mandó llamar señor?- inmediatamente al ingresar a la oficina la puerta se cerró dejando ver a dos aurores custodiandola

-paso algo?- Cedric empezó a retroceder, presentia que algo andaba mal

Señor Diggory queda usted arrestado,- luego dirigiéndose a los otros aurores indicó -llevenlo a las mazmorras, Diggory tiene prohibido cualquier contacto con otras personas- Cedric golpeó la mesa del escritorio frustrado

-pero de que se me acusa, esto es injusto- pero el jefe de aurores lo ignoro

-caballeros por favor - inmediatamente lo tomaron cada uno de un brazo y aunque puso resistencia no pudo safarse, resignado tuvo que seguir su camino hasta la fría celda de las mazmorras.

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