Capítulo 36

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―¿Te gusta? ―le pregunto con insistencia― Te atrae el doctor... ¿es eso?

Baja la mirada y comienza a arrastras uno de sus pies en distintas direcciones.

―Es una posibilidad ―encoje sus hombres―, solo que me pone nervioso y... y... cuando me tomó entre sus brazos, perdí la noción del tiempo y no supe de mí, me sumergió en una especie de hechizo... así como el flautista ese, el que hipnotizó a las ratas ―¿en serio? ―me observa con su mirada perdida―. Porque su necesidad fue hambrienta, desesperada, de mí... ―inspira profundamente, como tratando de retomar el control de sus palabras―, es que... nunca alguien me beso y me tocó de esa manera y tengo miedo de caer obnubilado bajo su encanto... y... sentirme vulnerable y que se aprovechen de ello.

Por fin lo suelta todo y puedo observar al Taehyung , que pocas veces se deja ver, al chico enamoradizo, al romántico y enamorado, que cree en cuentos de hadas y príncipes a caballo que rescatan a sus príncipes de las manos del infame pretendiente o de las torres en las que los han encerrado sus malvadas madrastras.

―Vale... ―me acerco a él y lo tomo del rostro―, pero no debes temer, bebé―sonrío con ternura―, porque tú también mereces darte la oportunidad de ser feliz, y si el doctor es el indicado... ―le digo con un movimiento de cejas coqueto―, pues las que se dan se toman.

Ambos reímos a carcajadas, permitiendo que toda la seriedad en la que nos envolvió la conversación, se distendiera de inmediato.

―Vamos a preparar algo para el almuerzo ―le digo entre risas―, mi estómago está reclamando todo lo que vomité en la mañana... así que manos a la obra.

Nos vamos a la cocina y luego de preparar el almuerzo y comer entre conversaciones y chistes sobre sus anécdotas del día, la noche nos toma por sorpresa. Decidimos disfrutar de una noche de Series, viendo nuestros programas favoritos, comiendo palomitas y bebiendo gaseosas, mientras trato de disimular los intensos malestares y las ganas de vomitar. Cuatro horas después, nos vamos a la cama. Me meto bajo las sábanas y le pido a Dios que no me abandone, que permita que por fin las cosas cambien para mí... para mejor, y me traiga, de ahora en adelante, buenas noticias que cambien el rumbo de mi vida.

 para mejor, y me traiga, de ahora en adelante, buenas noticias que cambien el rumbo de mi vida

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No puedo dormir. La preocupación me tiene desvelado y no dejo de dar vueltas y vueltas en la cama una y otra vez. Me incorporo y me siento en la orilla de la cama me restriego mi cara con las manos en un par de oportunidades, tratar de encontrar el sueño es imposible por mucho que lo intente. ¡No lograré hacerlo!

Tomo mi reloj de pulsera de la mesita de noche y observo que ya son cerca de las seis de la mañana. Decido darme una ducha rápida, para ahorrar tiempo y vestirme deprisa una vez salga del baño. Quiero partir hacia el consultorio de Jungkook, a primera hora y estar allí cuando el chico que lleva a mi hijo en su vientre, llegue a su cita.

Me dirijo al closet y saco uno de mis trajes, al menos quiero estar presentable en mi primera confrontación con él. Una vez listo, tomo las llaves del auto y salgo de la casa. Tengo una especie de nudo en la boca de mi estómago que me ha quitado el apetito. Estoy aterrorizado, no lo puedo negar, porque cualquier decisión sobre este asunto está en manos de él y sin un documento legal de por medio, no puedo hacer nada al respecto, más que acudir a su piedad e implorar por la vida de mi hijo.

El doncel equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora