Capítulo 59

1.6K 234 7
                                    

Namjoon, me hace sentir como si fuera todo lo que le importa. No hemos podido dejar de besarnos desde que terminamos de follar... o tal vez de hacer el amor. No quiero complicarme la vida buscando definiciones precisas para lo que estamos viviendo, puesto que no me quiero hacerme ilusiones nuevamente para al final salir destrozado. Sin embargo, acepté su ofrecimiento porque quiero darme esta oportunidad con él de ser feliz, aunque todo dentro de mí me está gritando que desconfíe voy a ignorar esas voces y a hacer lo que mi corazón me dicta.

—¿Qué te parece si bajamos a desayunar? —me dice juguetón—. Hace muchas horas que no pruebas bocado y ahora más que nunca debes alimentarte bien y es mi deber cuidar lo mejor que pueda de mi doncel y de mi hijo.

Su doncel ... ese par de palabras, encierran tanto significado que me hacen estremecer y producen un calor en todo mi cuerpo que sube hasta mi rostro y me hace ruborizar. No sé qué es lo que él tiene, pero lo cierto es que me envuelve de tal manera, que caigo hechizado con cada palabra que me dice y con la forma tan tierna que tiene para tratarme y hacerme sentir que lo significo todo para él.

—Me estoy muriendo de hambre —le digo, a la vez que voy dejando pequeños besos en sus labios.—Pero antes, me gustaría tomar un baño.

Me devuelve cada beso de una manera tan dulce que estoy a punto de derretirme entre sus brazos.

—Entonces, tomaremos nuestro primer baño, juntos —pronuncia zalamero, a la vez que hunde su lengua en mi boca y me da un beso que despierta todos mis sentidos.— debemos ser conservacionistas y evitar malgastar el agua.

El baño fue una de mis mejores experiencias con él, además de que tuvimos sexo un par de veces más, se encargó de mí, como si yo no fuera capaz de hacerlo por mis propios medios. Me sentí tan adorado que no quería salir de esa pequeña habitación, para seguir disfrutando de todas sus atenciones y de la delicadeza con la que me tocaba cada vez que sus manos recorrían cada recoveco de mi cuerpo.

—Vamos, Jinnie, tu estómago está empezando a revelarse —pronuncia burlón cuando escucha crujir mis entrañas.— No quiero terminar devorado por ti —sonríe dulcemente dejando ver unos hermosos hoyuelos.

Me acerco a él y me impulsó sobre los dedos de mis pies para alcanzar su cuello y rodearlo con mis brazos.

—No me importaría devorarte ahora mismo —le digo sugerentemente pegado contra su cuerpo.— No me cansaría de comerte hasta saciarme de ti... aunque creo que por un tiempo eso no pasará.

Me rodea con sus brazos y me aprieta fuertemente con ellos.

—¡Joder, cariño! Me matas con tus palabras —pega su frente contra la mía.— Y si sigues diciendo todas esas cosas tan maravillosas y provocativas, no habrá ninguna comida el día de hoy y saltaremos directo al postre y te aseguro que no saldremos de esta habitación por lo menos en una semana —sube mis manos para sujetar mi rostro y viéndome fijamente a la cara, me besa con profundo amor.— Todo de ti me enloquece y todavía no puedo creer si quiera que te encuentres aquí conmigo.

Nos besamos de nuevo, porque no nos cansamos de hacerlo y creo que por ahora no estaremos completamente saciados el uno del otro, cada vez, al menos de mi parte, siento más deseos de él.

—Vamos cariño, será mejor que salgamos de aquí o no responderé por lo que haga y luego de que recapacite, me culparé por no haber cuidado debidamente de ustedes.

Me toma de los muslos y me levanta del suelo, para colocarme a horcajadas en su cintura. Reímos como un par de locos, disfrutando de todos estos maravillosos momentos que estamos viviendo juntos, siendo nosotros mismos y olvidándonos de todo lo que hay a nuestro alrededor.

El doncel equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora