Capítulo 70

1.2K 173 5
                                    


—¿Qué pasa, cariño? —le pregunto preocupado mientras seco sus lágrimas— por supuesto que te prometo que voy a regresar, como no he de hacerlo si aquí están las dos personas a las que más amo en esta vida.

Despierto aterrado, suplicándole a Dios de que aun siga con vida, porque no estoy dispuesto a rendirme... quiero regresar con mi hijo y con mi doncel. Miro alrededor y confirmo que no he muerto, pero siento espanto y terror cuando veo lo poco que queda del cuerpo de Félix, siendo devorado por los gusanos y algunas criaturas de la selva. Me levanto de allí y uso las pocas reservas de fuerza que me quedan y comienzo a caminar, tratando de buscar una salida de este maldito lugar.

He perdido la cuenta de los días que han pasado desde que nos estrellamos. Camino sin rumbo, pero manteniéndome a la orilla del riachuelo y siguiendo su rumbo, esperando que me lleve a algún lugar donde haya civilización. Las piernas ya no me responden, estaba hinchado y las heridas se habían llenado de gusanos. Estaba tan débil, que cuando sentía ganas de orinar, lo hacía encima de mis ropas, pero el deseo de regresar con mi familia, alimentaban mis ganas de seguir viviendo.

Había transcurrido un día más, así que decidí abandonar el curso del riachuelo y tomé otra dirección, esperando que esta vez me condujeran a algún lugar en donde pudiera encontrar la ayuda que tanto necesitaba.

Había perdido el apetito y sin probar alimentos, mi situación era más complicada. Solo quería largarme de allí, no quería perder tiempo valioso, además no tenía fuerzas para hacerme de algo para comer. No quería pasar un día más en la selva, porque sentía que cada minuto que pasaba se convertía en años. Sin embargo, la sombra volvió para reírse en mi cara y anunciarme que un nuevo día había terminado.

A la siguiente mañana, me desperté exhausto, ya no tenía fuerzas para moverme, estaba seguro que mi vida estaba a punto de finalizar, no obstante no le haría el trabajo fácil a la muerte y estaba decidido a pelear contra ella. Me levanté como pude y comencé a andar, pero lo hacía con problemas. A cada instante me caía al suelo, medio inconsciente, medio lucido. Estaba perdiendo contacto con la realidad y lo único que me mantenía cuerdo, era mi anillo de matrimonio.

Ya no soportaba el dolor y el olor fétido de mi carne me hacía vomitar a cada instante, lo que aceleraba la deshidratación y las precarias condiciones de salud en las que me encontraba. Quería que esta pesadilla terminara y me llevaran de regreso con mi familia. De pronto, sentí algo cerca de mí, creía escuchar voces y sentir manos que me tocaban, pero en medio de mi situación, estaba seguro de que solo se trataba de alucinaciones. Igual, ya no podía hacer nada más, no podía pedir ayuda y estaba a punto de morir. Me quedé inmóvil, hasta ya que no pude más y perdí la consciencia.

―Doctor Min Yoongi, despierte...

Oigo que pronuncian mi nombre, así que abro los ojos, pero la luz intensa de las lámparas, me lastima. Lo intento en un par de oportunidades más, hasta que por fin logro hacerlo.

―¿Dónde estoy? Mi voz sueña extraña... ronca y pesada.

―Está en la clínica... en Seúl.

¿Seúl? ¿Estoy en casa?

―¿Cómo? ¿Cuándo llegué aquí? ¿Saben que estoy vivo?

Hago mil preguntas a la vez, emocionado y feliz porque logré salir con vida de ese maldito lugar. Ahora solo necesito ver al doncel que amo, estoy aquí gracias a él.

―Hace dos semanas que está ingresado ―¿dos semanas?―. Fue internado en terapia intensiva, debido a la condición crítica que presentaba en el momento en que lo encontraron. Fue un milagro que sobreviviera a tales circunstancias. Afortunadamente fue hallado a tiempo.

El doncel equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora