Capítulo 56

1.5K 232 7
                                    

—Mírame a la cara, Jin—coloca su dedo índice y lo mete bajo mi mentón para alzarme la cara.— Mi intención no es hacerte sentir mal, al contrario, quiero brindarte mi apoyo y cuidarte como te lo mereces—con sus pulgares limpia las lágrimas que han comenzado a rodar por mis mejillas—. Deja que me encargue de ti y hacer de este día algo hermoso que nunca olvides. Conmigo estarás cuidado y protegido... porque eres un doncel importante y especial para mí.

Sus palabras me hacen estremecer porque se clavan en lo más profundo de mi corazón, removiendo todo dentro de mi ser y haciéndome sentir por primera vez que hay alguien que en verdad se preocupa por mí y me antepone a sus propias necesidades. Se inclina y deja un beso en la comisura de mi boca de los más dulce y sutil, que me hechiza y me deja más intrigado por este increíble hombre.

—Gracias —le digo con un hilo de voz.— No sabes cuánto significa para mí, todo lo que haces.

Se queda mirándome a los ojos, alternando su mirada entre ellos y mis labios, como si quisiera besarme de la misma manera en la que lo hizo durante la noche, sin embargo, no lo hace. Levanta el cepillo de nuevo y quedó maravillado con él, accedo a que lo haga y solo fijo mis ojos en los suyos mientras me cepilla con toda la paciencia.

—Terminamos, cariño, puedes escupir la espuma —mientras lo hago, llena un vaso con agua y me lo entrega.— Ahora enjuágate la boca para que vayamos con el siguiente paso —no sé qué quiere decir con ello, sin embargo, ya no me importa. He decidido que quiero disfrutar de sus atenciones y dejarme consentir como si fuera un pequeño niño—. Dame ese vaso —lo toma de mi mano cuando termino de enjuagarme y lo coloca a un lado del lavabo.— Ahora vayamos con tu cara.

Se moja las manos debajo del chorro y las desliza por mi rostro, para limpiar mis ojos y el resto de mi cara. Me siento tan consentido por él, que me provoca comérmelo a besos. Luego alcanza una toalla limpia del gabinete y me seca con ella. Es cuidadoso y al extremo cariñoso de la forma en que lo hace.

—Bien hemos finalizado aquí, cariño, ahora iremos a la habitación para que te pongas alguna de mis camisa y preparemos algo para desayunar —escucharlo hablar en plural me emociona y me llena de expectativas. Quisiera que este día durara para siempre, no quiero que termine, al menos no por ahora—. Sujétate a mí, con tus piernas y salgamos de aquí.

Ni siquiera lo dudo. Me aferro a su cintura con mis piernas y elevo mis manos hasta su cuello y lo abrazo con todas mis ganas. Mete sus manos debajo de mis muslos y me sujeta con fuerza para no dejarme caer. Me recuesto cómodamente sobre su pecho y la sensación es tan agradable, que al llegar a la habitación, no quiero desprenderme de él.

—No me sueltes, por favor —le suplico.— Quiero quedarme un rato más aquí.

Me da un beso sobre la sien izquierda y continua moviéndose por la recamara conmigo a cuesta. Hay tanta ternura en él, que algo dentro de mí grita a todo pulmón, para que reconozca que él, es más que un hombre especial... que significa mucho más para mí.

Luego que se hace con todo lo que necesita, se sienta al borde de la cama y comienza a hablarme con mucha suavidad.

—No sabes lo feliz que me hace el que estés aquí conmigo, Jin—me da un nuevo beso, pera esta vez lo sitúa sobre mi mejilla.— Necesitaba este contacto contigo, que me dejaras demostrarte que no eres algo pasajero... eres un doncel especial, mi chico especial.

Comienza a cepillar mi cabello y a desatar cada nudo que encuentra en él. Me dejo hacer y mientras me dedica todas sus atenciones, siento que hay algo removiéndose dentro de mí, que comienza a cambiar mis percepciones sobre él y al mismo tiempo me está gritando que él es el hombre... el que necesito en mi vida. Una fuerza mágica actúa sobre mis manos y me hace elevarlas para rodear su cuello y hundir mis dedos entre las hebras de su cabello dorado.

—No digas nada, por favor —le susurro al oído.— Solo déjame hacer lo que tanto deseo.

Deja de cepillar mi cabello y se queda completamente quieto. Me levanto de su pecho y me ubico frente a él a pocos centímetros de su cara y muy cerquita de su boca. Saco mis dedos de su cabello y los deslizo lentamente por todo su cuello, tan lento y suave, que mis yemas apenas tocan su piel. Cierra los ojos fuertemente y aprovecho el instante para acercar mi boca y recorrer su cara con mis labios. No hay nada que desee más que lo que estoy haciendo ahora con él.

—Te necesito, Nam—pronuncio con mis labios pegados sobre su rostro.— Y aunque he intentado negármelo, lo cierto es que te has convertido en algo necesario y vital para mi subsistencia.

En un movimiento rápido, se gira y me acuesta de espalda sobre la cama, al tiempo que se acomoda entre mis piernas y deja caer su peso sobre sus brazos.

—No sabes cuantas veces he soñado con este momento, bebé, te aseguro que no te arrepentirás de haber tomado esta decisión y te juro por mi vida, que voy a dedicar cada día de mi existencia para demostrarte cuanto significas para mí.

Es hora de dejar ir todos mis miedos y darme una nueva oportunidad con él. He decidido dejar de vivir en el pasado y disfrutar de lo que este hombre me está ofreciendo y es precisamente lo que en este instante voy a hacer.

El doncel equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora