Finalmente decido colocar en la hoja el único asunto por el que nos encontramos esta noche. Nada de nombres, ni siquiera referirme a lo bien que me sentí con él, el fabuloso sexo que hemos tenido y mucho menos las extrañas emociones que ha logrado d...
—Por favor —suplico de necesidad cuando el fuego comienza a propagarse a cada rincón de mi cuerpo.— Estoy cerca, Nam, necesito que me hagas llegar.
Su lengua húmeda y caliente se hunde una y otra vez dentro de mi boca, recorriendo cada recoveco con premura y necesidad.
—Voy a hacerte estallar en mil pedazos—susurra mientras muerde mis labios.— Que en mis brazos encuentres todo aquello que has deseado y más, mucho más.
Baja su cabeza y chupa mis pezones de tal manera que solo con eso estoy a punto de conseguir la liberación que tanto necesito. Segundos después, su mano se cuela entre nuestros cuerpos para llegar a mi sensible miembro que tanto placer me produce y seducirlo con su mano, que travieso se posiciona sobre mi glande para despertar el placer más exquisito que se apodera de todo mi cuerpo. Sus caderas se incorporan al festín y en un par de intensas sacudidas más, provoca un orgasmo de inmensas proporciones, que implosiona una bomba nuclear dentro de mi cuerpo y me hace ver fuegos artificiales. Las convulsiones son devastadoras y absorben cada gota de energía que hay dentro de mi ser. Seguido, sus gruñidos se desatan cual tempestad violenta al pie de mi oído, arreciando cuando el éxtasis lo toma desprevenido y lo hace estallar en violentas sacudidas. Mis uñas se anclan a la piel de su espalda, mientras el orgasmo nos destruye a ambos por igual.
—¡Malditamente, te amo!
Grita enardecido aun envueltos en nuestra burbuja de placer.
—Yo también te amo, Nam ... más de lo que nunca llegué a imaginar.
Nos seguimos besando apasionadamente, mientras nuestros cuerpos se apaciguan. Jadeos, gemidos y un par de cuerpos sudados y agotados, son la prueba inequívoca de la intensidad del amor que acabamos de entregarnos el uno al otro. Varios minutos después, cuando todo vuelve a la calma sale de mí, dejando una especie de vacío y desolación cuando lo hace.
—Déjame encargarme de ti, mi vida.
Me da un beso corto en los labios antes de levantarse de la cama y dirigirse al baño. Luego regresa con una toalla húmeda, para limpiar el desastre que ha dejado entre mis piernas.
—Ábrete para mí, precioso...
Con toda la vergüenza del mundo lo hago y procede a limpiarme con especial cuidado y dedicación. Al terminar, me envuelve con la sábana y regresa de nuevo al baño para dejar en el cesto de la ropa sucia la toalla con la que acaba de limpiarme.
Cierra los ojos y poco a poco comienzo a quedarme dormido, pero puedo sentir cuando se mete a la cama y me atrae hacia su cuerpo para mantenerme lo más cerca posible de él. Sonrío feliz cuando me besa en la cien y hunde su cara en el hueco entre mi cuello y el mentón.... estoy agradecido porque al fin, me encuentro en el lugar correcto, con el hombre que amo y en mi primer hogar, aquel con el que tantas veces soñé
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Despierto en medio de la noche, cuando el sonido de mi móvil comienza a sonar con insistencia. Estiro mi brazo hasta la mesita junto a la cama, para silenciarlo y evitar que Seokjin se despierte. Me levanto con cuidado de la cama y me voy hasta la sala para contestar la llamada, pero al descolgarlo, la llamada ha finalizado. Miro la pantalla y constato que la decenas de llamadas que han entrado durante la noche corresponden al mismo número... uno que no logro identificar. Hago caso omiso y vuelvo a la habitación, intrigado por saber quién está llamando con tanta insistencia.
Cuando estoy cerca de la habitación, un pitido me alerta que ha entrado un mensaje de voz a mi teléfono. Pulso la tecla para oír el mensaje y todo mi cuerpo se tensa cuando el audio se reproduce.
—Namjoon, mi amor, te necesito... por favor te ruego que me escuches, cometí un gran error cuando me fui y te abandoné, pero quiero pedirte perdón y que me des la oportunidad de internarlo de nuevo... te amo, cariño y estoy dispuesto a hacer lo que sea para recuperarte.
