Capítulo 7.

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Tae busca uno de los vasos de la cocina para depositar allí la muestra de orina.

—Juro que no vuelvo a beber ni un poco de agua en esta casa—. Una vez que la tenemos, hundimos los cinco cartuchos en la orina, teniendo cuidado de que las cintas del test estén completamente sumergidas en él. Las indicaciones explican que debemos aguardar por un lapso de 1 a 5 minutos, así que decidimos esperar por el tiempo máximo para estar completamente seguros de que los resultados sean confiables.

La larga espera comienza. Ambos tenemos nuestros brazos cruzados sobre el pecho y no nos atrevemos a pronunciar ni una sola palabra. Hemos dejado las pruebas sobre el lavabo, mientras nos mantenemos afuera, a la espera de que transcurra el tiempo estimado.

Un grito alocado me hace pegar un brinco y estoy apunto inclusive de partirme la lengua en dos a causa de un mordisco.

—¡Llegó la hora!

Tae, es el primero en entrar al baño, yo lo sigo, pero mis pasos son lentos e inseguros. Ambas nos detenemos frente al envase sin decidir quién de los dos será el que tome las pruebas y confirme los resultados. Al final, es él el que se atreve mientras que yo solo espero aterrado y a punto de darme el mayor soponcio de mi vida.

Nuevos gritos descomunales se oyen por todo el apartamento, mientras observo paralizado y sobresaltado por el susto, cuando mi amigo corre con las pruebas en las manos como si se tratara de una bomba a punto de estallar.

—¡Negativo, negativo, negativo!

Esa única frase suena como la palabra mágica de la lámpara de Aladino.

—Míralo tú mismo, hay una sola raya en cada uno de ellos. Esto hay que celebrarlo. No habiendo engendros del Alien en tu vientre, es hora de montar nuestros zapatos e irnos de fiesta.

Miro los cinco palitos y una vez que compruebo de que ciertamente todos muestran solo una rayita, reacciono emocionado por el resultado. Mi amigo lanza las pruebas al aire y me estrecha en un fuerte abrazo. Bailamos, saltamos y lloramos abrazados, celebrando la noticia como si hubiéramos ganado un cupon de comida. Una vez que se calman nuestras emociones regreso a mi apartamento con una nueva resolución.

Busco mi móvil y marco el número de teléfono de mi ginecólogo.

—Buenos días, consultorio del doctor Lee.

—Buenos días, Lisa . Te habla Jeon Seokjin. Me gustaría concertar una cita para la colocación de un DIU lo más inmediatamente posible.

Luego de unos segundos escucho a la secretaria del doctor responder.

—Hola, Seokjin-chi. ¿Tienes entendido de que debe tener tu ciclo para la implantación del dispositivo?

—No lo sabía. Tengo dos meses de retraso con el ciclo, así que no sé cuándo se decida a aparecer.

—¿Sospechas de embarazo?

Respondo con rapidez.

—No, ningún embarazo.

—Puedes presentarte mañana a las dos de la tarde en el consultorio, para entregarte la orden para que adelantemos analíticas de sangre y orina y para que el doctor te realice unaecografía.

—Está bien, Lisa. Estaré allí a esa hora.

Cuelgo la llamada y doy el siguiente paso en la recuperación de mi estabilidad emocional y mi propia vida. Arrancar de mi corazón a Ken ... para siempre.

Reviso cada sitio en los que tengo guardado cada objeto que alguna vez me regaló. La poca ropa que aún permanecía colgada en mi guardarropa y todas y cada una de las fotos que alguna vez nos tomamos juntos. Quemo las fotos y el resto lo meto a una bolsa de basura que dejo en un rincón de mi habitación, para llevarlos a la primera oportunidad a un centro de beneficencia y que alguien les dé un buen uso a todas ellas.

Me pongo a limpiar y a ordenar mi apartamento que tiene aspecto de chiquero, luego de tenerlo abandonado por tanto tiempo mientras lloraba y sufría por la traición de Ken.

Transcurrido el día, luego del almuerzo, decido darme un baño relajante en la tina para liberarme un poco de la ansiedad que hace algunos días me está devorando. Media hora después, salgo más relajado y me dirijo al guardarropa para elegir el vestuario que he de ponerme esta noche en mi salida con Tae. Necesito salir a divertirme, conocer gente nueva y disfrutar de la vida, luego de tantos días encerrado en mi apartamento.

Cerca de las ocho de la noche, me pongo una camisa blanca con encanje y mis pantalón negro ajustado y mi zapatos negros. No me molesto en colocarme ropa interior, no es que la necesite para los planes que tengo. Hoy he decidido ligar a algún hombre que me haga olvidar a Ken incluso de mi propio cuerpo.

Una vez listo. Me pongo perfume en mis sitios acostumbrados y peino mi cabello rojo dejando mi frete descubierta. Esta noche voy en plan de ganar-ganar y no regresaré a casa hasta que borre cada huella de mi cuerpo de ese maldito traidor.

 Esta noche voy en plan de ganar-ganar y no regresaré a casa hasta que borre cada huella de mi cuerpo de ese maldito traidor

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Una hora después, tomo mi bolso y bajamos al estacionamiento hasta donde se encuentra aparcado el auto de Tae.

—¡Maldición, Hombre hermosamente guapo!—sonríe burlonamente a causa del apodo—,está noche estás para matar. No queda ni el más mínimo rastro del doncel de estos dos últimos meses y me gusta. Hasta diría que estas dispuesto a follarte al primer tipo que enganches esta noche.

El doncel equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora