Capítulo 42

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‍​‌‌​​‌‌‌​​‌​‌‌​‌​​​‌​‌‌‌​‌‌​​​‌‌​​‌‌​‌​‌​​​‌​―Voy a escucharte, Kim Namjoon... pero eso no significa que voy a perdonarte, me lastimaste profundamente y me hiciste sentir como basura, sin embargo voy a darte la oportunidad para que te defiendas y trates de enmendar lo sucedido.

Hay cierta influencia que él ejerce sobre mí. A pesar de lo que sucedió aquella noche, cuando me sentí más humillado que nunca con lo que hizo, no puedo odiarlo. Sus ojos me transmiten cierta paz y su boca me deja sediento de todo lo que recibí de él, ese día en que hicimos el amor.... ¡joder! el día en que follamos.

Se acerca a mí y de inmediato su cuerpo fuerte y alto, me intimida. Está tan cerca, que mi cuerpo vibra con su proximidad y cuando alcanza mi mentón, una especie de llama ardiente e intensa quema todo mi cuerpo.

―No fue mi intensión ofenderte ―sus palabras son como notas musicales, que tocan suavemente cada tecla de mi cuerpo. Sus ojos me miran con esa efervescencia que me hipnotizan y me dejan atrapado bajo su hechizo. — Te juro que nunca te faltaría el respeto de semejante manera. En mi vida han sucedido muchas cosas que me han marcado profundamente y eso ha hecho que me cuesta confiar en la gente. Esa noche... ―se detiene durante unos segundos, como si meditara lo que está por decir.— Sucedió algo extraño, no sé realmente como explicarlo ―niega con la cabeza―, pero lo cierto es, que contigo, sentí cosas que me había jurado nunca más sentir por ninguna otro doncel ―se acerca a mí y las palpitaciones de mi corazón se multiplican a paso veloz. Mis pezones se tensan cuando su pecho hace contacto con ellos y una especie de ramalazo eléctrico desciende por mi espina dorsal para instalarse en la parte más baja de mi cuerpo... entre mis piernas. — Me sentí terriblemente confundido y no sabía que hacer al respecto. Divague entre quedarme y pasar la noche contigo y perderme entre tus brazos o salir huyendo de allí y olvidarme de ti... y escogí la segunda opción ―. Sus palabras me devuelven al instante en que encontré la nota y el dinero y entonces intento alejarme de él, herido y lastimado por los recuerdos de esa terrible noche, pero no me lo permite. Rodea mi cintura con sus grandes y fuertes manos y de un tirón, me aprieta fuertemente contra su cuerpo. Su mano caliente me sujeta por el cuello y una vez que lo hace, cierro los ojos y me dejo llevar por la deliciosa sensación que produce en mi cuerpo, su posesivo toque.

―Tuve que huir, porque me hechizaste de tal manera, que apenas podía respirar cuando te sentía cerca de mí ―susurra sobre mis labios y el calor de su aliento golpea contra mi boca, incitándola, provocándola con locura―. Fuiste como un maldito veneno, un exquisito y delicioso veneno que se filtró dentro de mi cuerpo para quedarse allí y mantenerme cautivo de ti, de tu cuerpo, de tu olor... de tu sabor ―comienza a darme pequeños besos que me derriten por completo―. Esa noche, estaba tan aturdido, con esos extraños sentimientos hacia ti, que salí corriendo como un cobarde... pero antes de hacerlo ―estoy en la nubes, con sus besos deliciosos que me tienen a un palmo de arrojarme sobre él y hundir mi lengua dentro de su boca. — Deje una nota... esa maldita nota, que escribí un montón de veces y que en cada oportunidad fue a parar al cesto de la basura, cuando sentía que lo que había escrito no podía decírtelo o caería irremediablemente rendido a tus pies ―muerde mis labios con sutileza y mis entrañas palpitan desesperadas por más. Gimo bajito, cuando siento su miembro duro, empujar contra mi pelvis―. Luego recordé que habías llegado conmigo y sin pensarlo, dejé dinero para que cuando despertaras al siguiente día, tomaras un taxi y regresaras sano y salvo a casa.

―No sabes cuantas veces soñé tenerte de esta manera entre mis brazos ―lleva sus manos hasta mis nalgas y las estruja fuertemente con sus dedos―, tocarte, saborearte de nuevo y sentir como te estremeces cuando mis manos te acarician.

El doncel equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora