SINCE I SAW YOU [changlix]

19.

Lo primero que hizo Changbin al día siguiente fue buscar a Jeongin, no esperó a que él o Felix lo llamaran para irse juntos a la escuela como todas las mañanas, si no que se despertó un poco mas temprano de lo común, se alistó y fue el mismo a su casa. Le queria preguntar que le podia regalar a Felix, el pecoso cumplia años en unos días y no sabía que regalarle o si tenian planeado hacerle algo. No se lo podía perder por nada del mundo.

Sus abuelos tenían pensado hacerle una reunión con los pocos amigos que tenia (incluyendolo a el y a Jeongin claro) con un pastel y algunos bocadillos. Felix era un niño muy tranquilo y sencillo, así que mientras estuvieran las personas que quería, lo demás no importaba mucho.

Después de que él y Jeongin obtuvieron respuesta (porque si, fueron a la casa de Felix a preguntarle a su abuela) se quedaron tranquilos, al final la abuela de Felix les agradecido por querer tanto a su nieto.

Ahora Changbin tenia que pensar en su regalo para Felix, ¿Que podía regalarle? Jeongin le había dicho que Felix no era quisquilloso con los regalos, y que si los regalos eran hechos con amor y cariño, era lo mas valioso para el.

"El año pasado le hice una carta por su cumpleaños y un sapito de origami, y los tiene en la repisa de su habitación, ni yo quiere que lo toque, ¡Y lo hice yo!"

Le podía pedirle algún consejo a su abuela, tenía su mente en blanco por el momento, nunca le habia hecho un regalo a nadie y como era para Felix tenía que ser el mejor regalo que se le haya podido ocurrir.

—¡Changbin!

Si, también tenía que ir a la escuela.

...

Los pies de Felix le pedían auxilio.

Habia bailado toda la tarde y se había quedado un rato mas practicando, faltaban días para el estreno de la obra y los nervios cada vez se hacían más presentes. Sus profesores le habían dicho que tenia que tomar las cosas con calma, ya habian pasado y revisado toda la coreografía como unas cincuenta veces y le habían dicho que todo estaba perfecto y coordinado. Claro que Felix estaba seguro de eso, pero no podía con la adrenalina, emoción, nervios, expectativas que tenía en su pequeño cuerpo, necesitaba bailar para calmarse.

Estaba dando sus últimos esfuerzos, desde hace un poco mas de dos meses llegaba de noche a su casa todos los dias, casi arrastrando los pies por el cansancio, mejillas rojas y sudoroso. Pensarán que para alguien tan joven es mucha presión, pero si se trataba de bailar, Felix reproducía en su cabeza;

"Los grandes bailarines no son geniales por su técnica. Son geniales por su pasión"

A su corta edad habia perdido la cuenta de la cantidad de videos que había visto acerca de bailarines famosos, cada uno tenía su estilo y su forma de trasmitir al público, el también soñaba con convertirse en un gran bailarín. Para Felix no había otra cosa en el mundo que lo apasionara tanto como bailar. Todo el esfuerzo que estaba haciendo era por por propia decisión, queria mostrarle al mundo lo buen bailarín que podía ser, queria que sientan orgullo.

Queria que sus abuelos y su mamá se sintieran orgullosos de él.

No estaba pensando últimamente en lo demás, con todos los preparativos de obra y los arduos ensayos que tenia le ayudaba a desconectarse de todas las cosas que le ponian triste y los momentos que necesitaba a su mamá ¡Ademas la sorpresa que le habia hecho Changbin días atrás! Eso le había alegrado totalmente el día, sabia que estaba a días de cumplir años, y no era que no lo emocionaba, pero iba a ser el segundo cumpleaños que la pasaba sin ella, estaba agradecido por tener a Jeongin y a Changbin, a sus abuelos e incluso a los chicos del barrio con los que jugaba, pero si estuviera ella era como si le pusieran la cereza a un pastel.

Se detuvo por un momento a mirar el cielo y suspiró, no quería llorar en esos momentos, además estaba cansado y queria llegar a cenar y a dormir. ¿Todo eso estará siendo mucho para su pequeño corazón? A veces se preguntaba eso.

—Abuela ya llegué— alzó un poco la voz para que algunos de sus abuelos escuchara.

—Mi niño ya llegaste, debes estar cansado, ve a lavarte las manos que ya te traigo la cena— vio a su abuela salir de la cocina, acercándose a el y dejando un beso en su frente.

Sonrió y dejando sus cosas en el piso fue a lavarse las manos, había pasta de cenar así que tenía que estar preparado para tremendo manjar, más si era de su abuela.

—Tu mamá llamó— mencionó su abuela y se le erizó la piel.

—Uhmm ¿Y como esta? Me extraña mucho ¿verdad?

—Claro que si cariño, me comentó que te iba a enviar tu regalo de cumpleaños y que te iba a encantar— su abuela le sonrió.

Entonces no va a venir.

—Que bueno abuelita— dijo, llenándose su boca de fideos rojos.

—Escucha hijo.. no quiero que te sientas triste, se viene tu cumpleaños y quiero que lo pases feliz, tus amigos van a venir a compartir contigo ¡Hasta tu abuelo me dijo que se iba a poner esos anteojos de detective que te gusta! Vamos a celebrar tu cumpleaños porque eres nuestra luz y un niño extraordinario, pero no quiero que tengas falsas esperanzas sobre si tu mamá va a venir, ella sigue trabajando mucho ¿si?— lo miró con cautela.

Sabía que su mamá no iba a estar para su cumpleaños, pero siempre guardaba una pequeña esperanza, asi que no se sorprendió cuando su abuela le dijo eso.

Pero le dolió igual.

—Si abuelita— hizo una sonrisa como pudo— Y que bueno que el abuelo por fin se va a poner los anteojos, despues de que le insistiera tanto ¡Ademas se le ven geniales!

—Sabes como es tu abuelo de terco— dijo su abuela resignada y ambos rieron— ¿Como te fue en el ensayo de hoy? Contamos cada día que pasa, ya le presumi a todos nuestos vecinos que vas a bailar en el teatro más importante del país y que eres el solista.

—¡Abuela!

—¡¿Que?! ¡¿Acaso no puedo presumir a mi nieto?! ¡Soy la abuela mas orgullosa! Dejame— dijo cruzando los brazos indignada.

—Me fue bien, yo también estoy empezando a sentirme um poco nervioso abuela— tenía un plan— pero... ¿Sabes que me haría sentir mejor? Una rebanada de pastel de chocolate, de la que estoy viendo en la mesada desde acá— dijo el menor alzando sus cejas juguetón un par de veces.

—¡Eres peor que un halcón!

—¿Quien es la mejor abuela del mundo?

—Obviamente soy yo, esperame ya te traigo un poco— el pecoso río maliciosamente, ganó.

—¡Que sean dos rebanadas por favor!

—¡No abuses!

Solo quedaba esperar su cumpleaños.

...