SINCE I SAW YOU [changlix]

29.

Corrió rápidamente al baño, cerrando la puerta con seguro y dejando que su llanto salga a la luz, sentía que se iba a ahogar de tanto llorar, se sentó en el piso y abrazó sus rodillas.

No llegó, jamás llegó.

Sus mejillas estaban empapadas de lágrimas, sacudió su cabeza tratando de respirar bien, no podía ser verdad, su mamá lo había dejado, había perdido las veces que había llorado por su ausencia y cuando le habia dicho que iba a venir a verlo se había aferrado a esa pequeña esperanza. Había anelado abrazarla y decirle cuanto la había extrañado.

¿Y si ya no lo quería? Por eso se había ido y no había venido a verlo, tal vez sola se sentía mejor y por eso había decidido que lo mejor era no verlo, pero el la amaba mucho, amaba y extrañaba a su mamá.

Pequeños pensamientos intrusivos empezaron invadir los mente de Felix, estaba tan dolido, sentía que no podía respirar del dolor, estaba enojado, no podía estar feliz por su solo que había salido fantástico por culpa de su mamá, toda su felicidad, todo el esfuerzo que estuvo dando todos estos meses simplemente no podía gozarlo, todo se había convertido en dolor.

—Me mintió, ya no me quiere— balbuceó entre sollozos.
—No vino, me dejó.

Comenzó a llorar con más fuerza, necesitaba a Jeongin, no quería que sus abuelos lo vieran llorar, siempre se había encargado de esconder su tristeza para que ellos no se preocuparan, no podían verlo así, pero en estos momentos le estaba siendo difícil calmarse.

Escuchó golpes en la puerta haciendo que se exaltara, trató de limpiarse el rostro sin recordar que seguía con maquillaje, fallando en el intento de mejorar la apariencia de su rostro.

—Felix, abre la puerta por favor— la voz de su abuela hizo que sus labios volvieran a temblar.
—Mi amor, por favor.

Se volvio a sentar en el piso, juntando sus brazos tratando de aplastar su rostro para que no escuchara ningún sollozo o quejido que estaba soltando, el dolor lo estaba quemando por dentro, necesitaba que alguien se lo sacara porque sentía que no podía aguantar más, le dolía el pecho, la cabeza, no queria pararse, no quería abrir la puerta, solo quería dormir para olvidarse de todo. Se acostó en el piso y se arrastró debajo del lavamanos, haciéndose bolita y acurrucandose todo lo posible a la pared. No quería escuchar a nadie solo quería dormir, quería que su corazón dejara de doler.

...

Gritos, aplausos, silbidos y se escuchaban por todo el teatro, la obra había finalizado y el telón había acabado de bajarse, habían personas paradas aplaudiendo, algunas personas gritando el nombre de sus hijos, mucha emoción, personas sorprendidas por lo que acababan de ver, había sido una obra espectacular. La escuela de baile había hecho historia.

El telón se abrió para mostrar a todo el elenco y los aplausos no tardaron en volver a cobrar vida. Todos habían hecho un excelente trabajo, claro que, el protagonista se había llevado la mayor atención de todos. Habían quedado encantados con Felix, su aura, su energía y su delicadeza al bailar había enamorado a todo el público.

—Si ese niño decide dedicar su vida al baile, va a tener un futuro brillante— se escuchó cerca de la abuela de Felix, logrando llamar su atención, haciendo que su pecho se inflara de orgullo tratando de opacar el dolor que estaba sintiendo.

Felix no estaba en el tumulto de niños que estaban en el escenario recibiendo los aplausos por parte del público, su pecho comenzó a acelerarse preocupada, sintiendo rabia e impotencia de tan solo pensar en lo que su adorado nieto estaba sintiendo en estos momentos, había dejado más de cincuenta mensajes y treinta y cinco llamadas en el buzón de su hija, todas sin respuesta. No sabía lo que estaba pasando, no sabía porque demonios su hija le había roto el corazón a su hijo, necesitaba una explicación.