• 𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚇𝚇𝚇𝙸𝙸𝙸 •

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Después de bajar del avión, Edward pidió un taxi el cual los llevaría a la siguiente parada. Mientras este pasaba por las calles de Río; Lily miraba todo sonriendo pues las personas se veían divertidas, la pelirrojo apretaba la mano de su esposo mientras miraba las calles.

El cobrizo al ver la emoción de su esposa tomo una decisión.

-Pare o auto por favor - pidió a lo que el hombre que conducía obedeció.

La pareja comenzó a caminar pasando por en medio de la multitud, en esta podían ver a personas bailando, otras cantando, otras tocando instrumentos y a varias parejas besándose.

Caminaron hasta llegar en medio de la multitud, Lily sonreía pues la felicidad de todos se la transmitían a ella provocando que tomará de la mano a su esposo y comenzar a bailar.

Edward comenzó a seguir el ritmo de la pelirroja, él le dio una vuelta provocando una risa de Lily. Después la tomo del brazo y la acercó a él, enseguida la tomo del rostro y la besó.

No podían estar más felices, estaban cumpliendo uno de sus mayores sueños, casarse. Potter sonreía a mitad del beso pues estaba más feliz que nunca.

Terminaron de bailar por lo que regresaron al auto el cual los llevo a un muelle donde los dejo, Edward bajo las maletas y las subió a un bote donde también subió Lily, ella se sentó a un lado en espera de su esposo quien enseguida llego a ella para sentarse detrás del timón.

-¿No nos quedaremos en Río? - cuestionó Lily mirando al cobrizo.

-No, estamos de paso - respondió él.

Lily jugaba con sus manos, amaba las sorpresas pero estaba ansiosa por saber a donde irían.

-¿Estamos cerca? - cuestionó pero no recibió respuesta de su esposo más que una sonrisa.

Cullen encendió el bote y comenzó a navegar en el mar, paso una hora donde la pelirroja insistía en que Edward le dijera pero él solo sonreía.

A lo lejos Lily comenzó a ver una isla, a donde se dirigían por lo que el cobrizo no dudo en decir su destino.

-La isla Esme, fue un regalo de Carlisle - hablo Edward a lo que Lily sonrió.

Aunque era de noche y todo estaba en oscuridad podía distinguir la isla la cual le parecía hermosa.

Cuando llegaron a tierra, Lily se quito los zapatos pues no quería llenarlos de arena, Edward tomo las maletas y las bajo del bote mientras seguida a su esposa a una residencia que se encontraba ahí.

La pelirroja caminaba hacia la puerta pero sin previo aviso escucho las maletas tocar el suelo y enseguida Edward se acercó a ella tomándola de las piernas de y la cintura para así cargarla provocando que ella sonriera por tal acto.

-¿Es totalmente necesario? - cuestionó ella mientras el cobrizo cruzaba la puerta giratoria para entrar.

-Sabes que soy muy tradicional - respondió él mientras bajaba a la pelirroja.

Ella miro todo a su alrededor con una sonrisa en los labios, camino alejándose de su esposo para ver todo mejor, la casa era hermosa y muy acogedora.

>Ve a echar un vistazo - dijo Edward mientras sonría.

Lily asintió y comenzó a caminar alrededor de la casa mientras miraba todo, camino hasta llegar a la habitación donde estaba una cama muy grande, con sábanas y cortinas.

La pelirroja toco las cortinas sintiendo los nervios llegar a su cuerpo, dejo los zapatos frente a la cama mientras esperaba a su esposo.

Edward llego del otro lado de la habitación con las maletas en las manos, al entras sonrió al ver a su esposa quien no le quitaba la mirada de encima.

Una Segunda Oportunidad || CD ECDonde viven las historias. Descúbrelo ahora