• 𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚅𝙸𝙸𝙸 •

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Ya habían pasado varias semanas en las cuales Edward iba a la casa de Lily, a veces para verla dormir o para platicar con ella.

La pelirroja sabía que el cobrizo iba, pues todas las mañanas se levantaba con una rosa blanca a lado de ella, pues Edward la dejaba.

También durante esos días Bella había notado raro a Edward pues él a veces la iba a dejar a su casa o iba a verla lo cual dejo de hacer, también que sus amigos invitaban a Lily a salir pero ella siempre decía que estaba ocupada o tenía asuntos pendientes. Bella comenzó a sospechar que ellos dos salían a sus espaldas.

Pero lo dudaba pues no se conocían y era imposible que Edward le hiciera algo así sabiendo que ella podría revelar su secreto en algún momento.

Un día Bella llego a la escuela y espero afuera para entrar con su novio, Edward llego en su volvo y al ver a Bella afuera no hizo más que acercarse a ella y saludarla de un beso en la mejilla.

—¿Cómo estás? — cuestionó la castaña.

—Bien, gracias. ¿Y tu?

—Emocionada por mañana — respondió mientras una sonrisa se formaba en su rostro.

—¿Qué hay mañana? — cuestiono Edward confundido, Bella se detuvo en seco y miro sería al cobrizo.

—Es una broma, ¿no recuerdas que fecha es mañana? — dijo mientras cruzaba los brazos y lo miraba seriamente.

—¿Alguna pista?

—¡Es mi cumpleaños! — respondió Bella enojada —. Es increíble que lo olvidarás.

—Lo lamento — respondió el cobrizo aunque no le importaba mucho.

—Bueno, te perdono si como regalo me haces una fiesta en tu casa con tu familia — comenzó a caminar Bella mientras tomaba la mano del cobrizo y sonreía.

—¿Una fiesta en mi casa? — cuestionó a lo que ella asintió —. No creo, Jasper no sabe controlarse aun, sería peligroso — el cobrizo no quería llevar a Bella a su hogar, pues era un paso muy grande y esto se tornaría más formal, aunque no mentía del todo, Jasper aun no sabía controlar su sed por la sangre solo con Lily.

—Quiero que me hagas una fiesta con tu familia o diré tu secreto — amenazó Bella mientras se adelantaba a su clase.

Edward al estar lejos puso sus ojos en blanco, pues estaba cansado de las amenazas de la castaña, ahora tenía que hablar con su familia para la fiesta de Bella.

Todo el día Edward estaba con sus hermanos explicándoles la situación, aunque Rosalie no estaba contenta pues Bella no era de su agrado.

—Alice, necesito que tu organices todo, por favor — pidió Edward a su hermana.

—Esta bien — acepto ella —. Y quiero que todos estén vestidos elegantes, las mujeres con vestido y los hombres con traje.

Al terminar el día Edward se despidió de Bella y se dirigió a la casa de Lily.

La pelirroja se encontraba leyendo hasta que se escucho como la ventana era abierta, al mirar el cobrizo ya estaba a un lado de ella.

—Hola bonita — saludo Edward mientras le daba en beso en la frente a Lily.

—Ah, hola — saludo incómoda ella —. Te he pedido que no me beses, tu tienes novia — le recordó.

—Si, pero no siento nada por ella, no la quiero ni la aprecio — respondió él.

—Pues, eso no es lo que ella me dijo — hablo mostrando su celular donde había un mensaje de Bella.

Edward lo tomo y leyó.

Una Segunda Oportunidad || CD ECDonde viven las historias. Descúbrelo ahora