Una Segunda Oportunidad || CD EC

• 𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚇𝚇𝚇𝙸𝚅 •

La luz del sol comenzó a sentirlo Lily en el rostro provocando qué poco a poco fuera abriendo los ojos. Miro a los lados en busca de su esposo pero no encontró nada, nada más que plumas de las almohadas provocando qué ella frunciera el ceño.

Se sentó en la cama y observó todo a su alrededor dándose cuenta que la cama estaba completamente destruida, recuerdos llegaron a su mente, Edward por no lastimarla destruyó todo a su alrededor.

La pelirroja sonrió y se puso de pie en busca de su bata de baño, al encontrarla a un lado se la puso y se acercó a su bolso que estaba a los pies de la cama, busco en ella y saco su varita.

Hizo un movimiento con la mano e inmediatamente la cama estuvo reparada como nueva, dejo la varita a un lado y entró al baño para cepillarse el cabello.

Comenzó lavándose las mano y sonrió al verse al espejo, cerro los ojos recordando la noche anterior, su noche de bodas.

Toco sus labios recordando los besos de Edward que la volvían loca, todo su cuello y sus brazos recordando aquel tacto, un escalofrío llego a su espalda; sabía que Edward se encontraba detrás de ella.

—¿Estás muy lastimada? — cuestionó el cobrizo logrando que Lily abriera los ojos.

—¿Qué? — pregunto Lily confundida mirándolo a través del espejo.

Edward tomo el brazo derecho de Lily y levanto la manga de la bata dejando ver los dedos marcados del cobrizo en este.

La pelirroja bajo su manga y se dio la vuelta para ver a Edward pero este la detuvo.

—No, aquí — tomo un borde de la bata y lo bajo dejando ver otro moretón en el hombro izquierdo de a Lily.

La pelirroja lo miro pero no estaba enojada en lo absoluto.

>No sabes cuanto lo siento — se disculpo el cobrizo, mostrando en su rostro arrepentimiento.

En ese instante él se alejo dejando sola a Lily en el baño, ella subió su bata y comenzó a caminar detrás de su esposo.

—Pues yo no, enserio estoy bien, estoy… bien — decía ella detrás de él.

—No, no digas que estas bien, no lo hagas — respondió él mientras tomaba asiento en la cama.

—No lo hagas tú, no arruines esto.

—Ya lo arruine.

—¿Por qué no puedes ver que estoy perfectamente feliz? O lo estaba hace cinco segundos, ahora si estoy un poco molesta.

—Tienes que estar molesta.

—Pero no por eso, sino por como te estas comportando; además sabíamos que sería complicado — trataba de entrar en razón a su esposo —. Todo fue maravilloso, para mi al menos.

Lily bajo la mirada pues creía que tal vez Edward no había sido una gran experiencia.

—¿Es eso lo que te preocupa? Que yo no lo haya disfrutado.

—Se que no es lo mismo para ti, para un humano no puede haber nada mejor que esto — explicó la pelirroja jugando con el anillo de matrimonio.

Edward inmediatamente se puso de pie y se acercó al rostro de su esposa.

—Esta noche, fue la mejor de mi existencia, después de irme de Hogwarts había perdido toda esperanza de estar contigo. Nunca hubo nadie más con quien quisiera vivir esto, solo contigo.

Lily sonrió ante las palabras del cobrizo, ella comenzó a acercarse a él mientras colocaba sus manos alrededor de cuello.

Comenzó a besarlo lentamente pero ella sentía como el cobrizo se resistía a aumentar el ritmo de sus besos, así que en un instante él la alejo.