• 𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚇𝙻 •

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Al abrir los ojos Lily podía sentir como alguien la miraba. Al abrir los ojos pudo notar un cambio en su vista.

Logro observar como pequeñas partículas de polvo volaban, giro su vista y vio como una pequeña gota de agua resbalaba de un florero.

Del otro lado vio el tapiz de una pared, logrando ver las palabras en este, en el suelo; logro ver en la alfombra una diminuta hoja.

Rápidamente se puso de pie mirando todo a su alrededor hasta que distinguió una figura cerca de la puerta la cual brillaba gracias a los rayos del sol.

Pudo ver que se trataba de su esposo, Edward quien estiró su mano llamando a su esposa. Lily bajo su mirada hacia sus manos las cuales se veían mejor.

Ya no se le marcaban los huesos, con lentitud se acercó al cobrizo tomando su mano para acariciarla.

Edward acarició el brazo de la pelirroja, hasta subir a su rostro, Lily cerro los ojos disfrutando del tacto de su esposo pues él acariciaba la mejilla de ella.

—Lily, eres hermosa — susurro Edward logrando que ella sonriera y abriera los ojos mostrando que ya no eran verdes, sino rojos —. Tenemos la misma temperatura.

La pelirroja lo tomo de la mano para después caminar hacia un espejo. Al llegar a este se vio a si misma, había un gran cambio a la última vez que se vio.

Su cuerpo había recuperado la figura que tenía antes de embarazarse, sus ojos tenían un color rojo carmesí mientras que su cabello estaba rojo, era incluso más rojo que antes, parecía llamas de fuego intenso.

Y ella tenía un vestido puesto, igual rojo, inmediatamente sonrió al verse en el espejo y ver que si esposo estaba detrás de ella.

Lily se giro mirando a Edward para después tomarlo del cuello y acercarlo a ella para abrazarlo y poder disfrutar de su aroma qué la volvía loca.

Al abrazarlo Edward se quejo pues si esposa lo había tomado por sorpresa con mucha fuerza.

>Oye, Lily — la llamo con dificultad —. Eres más fuerte que yo en este momento — explicó él pues no podía si quiera moverse.

Lily abrió los ojos entendiendo aquello, poco a poco soltó a Edward hasta que él se alejo un poco de ella para enderezarse.

—No me vayas a romper — dijo él mientras se reía, Lily lo tomo de la cintura y lo acercó a ella mientras se acercaba a su rostro y rozaba sus labios con los de él —. No sabes cuanto te amo — susurro Edward mientras la miraba.

—Y yo a ti — respondió Lily para después atrapar los labios del cobrizo.

Comenzaron a besarse lentamente, Edward aprecio aquel momento ya que después de creerla muerta comenzaba a perder la esperanza de volver a sentir sus labios.

Lily sonrió a mitad del beso, estaba feliz de estar con Edward, de que a partir de ese momento ya nada y ni nadie los separaría. No solo ello, ahora tenían un bebé, una hija. Aquel pensamiento hizo que ella se alejara.

—¿Y Cassiopeiae? — preguntó con ilusión, al escucharla Edward sonrió.

—Es increíble — respondió su esposo mientras acariciaba las manos de la pelirroja.

—¿Dónde está? Tengo que verla — soltó a Edward para alejarse en busca de su hija.

Pero el cobrizo la tomo de la cintura logrando qué se detuviera.

—Aguarda, aguarda — dijo él.

—¿Qué ocurre? — cuestionó ella confundida.

—Harry, Ginny, Ron y Hermione siguen aquí, así que primero tienes que controlar tu sed — al escuchar eso Lily comenzó a tener una sensación en la garganta por lo que se toco el cuello pues sentía ardor en el —. Si, tienes que cazar.

Una Segunda Oportunidad || CD ECDonde viven las historias. Descúbrelo ahora