—¿Cuantos años cumplirás? —preguntó el rubio mientras su cabeza estaba recargada en el hombro del pelinegro.
Se encontraban sentados, en medio de aquella avenida.
Sí, seguramente pase un carro y los atropelle, pero, eran las 3 de la mañana, no habían muchas personas despiertas a esa hora.
Y ahí estaban, admirando el cielo lleno de estrellas, una costumbre de ellos.
—Cumpliré 14. —respondió volteando a verlo y notando que sus rostros estaban demasiado cerca.
Él quiso, en verdad que quiso acercarse y besarlo, pero, ¿eso estaba bien?
¡Pero a quién carajos le importa eso ahora!
Y lo besó.
Siendo ese, su primer beso, un beso puro y lleno de amor, porque sí, él se había enamorado de Tae.
Y es que, ¿quién no se enamoraría de él?
Jungkook sostuvo el cuello de Tae para que no se alejara, y Tae no pensaba hacerlo, aunque se quedara sin oxígeno.
Pero tuvieron que hacerlo, un carro se aproximaba. Con sus sonrisas y corazones acelerados salieron corriendo tomados de la mano hacia la habitación del pelinegro.
—No hagas mucho ruido, mi abuela está dormida. —dijo Jungkook para cerrar la ventana y acercarse nuevamente a Tae y volver a besarlo, el cual, no se negó.
Tae rodeó el cuello de Jungkook con sus brazos y sonrió al sentir nuevamente los labios de ese chico que lo volvía loco.
Por accidente cayeron a la cama y rieron por eso.
Se acomodaron mejor, haciendo cucharita por no querer separarse.
—¿Podrías quedarte a dormir? Por favor... —Tae elevó la vista y asintió con una leve sonrisa, dejando otro beso en los labios de Jungkook.
—Jungkook.
—Dime.
—Estoy enamorado.
—¿Enserio? ¿De quién? —preguntó con una sonrisa.
—No seas tonto. —negó mientras sonreía—. De tí, estoy enamorado de tí. Mi gran amargado. —rió y volvieron a unir sus labios.
—Yo también de tí, mi estrellita de oro. —susurró en su oído después de haberlo besado. Eso hizo que la piel de Tae se erizara.
—Casate conmigo. —pidió Tae.
—¿Qué? —la propuesta tomó por sorpresa a Jungkook.
—Sí, cuando seamos mayores, ¿te casarías conmigo? —preguntó aún cuando sabía que eso no era posible. Jungkook se sonrojó y con mucha emoción dejó besos por todo el rostro de el rubio.
—Por supuesto que sí, nada me haría más feliz. Pero por ahora, quisiera que... Sé que somos muy jóvenes pero, ¿me dejarías poder ser tu novio y tú el mío? —Tae asintió muy feliz, y volvieron a abrazarse.
Podría jurar que sus latidos se alcanzaban a escuchar por todo el pueblo.
Dos adolescentes enamorados, ¿qué podría salir mal?
...
—No eres bueno. —sonrió burlonamente cuando observó que Jungkook no encestaba ninguna vez.
Se encontraban jugando en la avenida básquetbol, teniendo como canasta un bote de basura e imaginando que la calle era la cancha.
—No quiero verte llorar. —dijo el pelinegro con una ligera sonrisa.
—No sabes aceptar la derrota, kook, ven aquí y enseñame que lo que digo es mentira. —lo retó con una sonrisa traviesa. Jungkook lo miró con una sonrisa ladina y una ceja levantada, asintió y se acercó a Taehyung, botando la pelota.
—Eres bueno, pero no tanto. —y encestó en un bote de basura.
Jungkook lo miró sorprendido cuando vio que sin ver había encestado fácilmente.
—No es mía, así que puede quedarse ahí. —ambos rieron y se acostaron en el suelo de aquella calle.
—En esta calle te conocí... —susurró Jungkook.
Taehyung soltó un profundo suspiro sabiendo que eso era lo único que recordaba el pelinegro.
—Sí, y es por eso, que la Avenida 87 es muy especial para mí. —unieron sus manos de nuevo, sintiendo algo cálido en sus corazones.
—Esta calle es especial.
Han pasado 300 años, avenida, y sigues igual.
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Avenida 87
FanfictionCalle en donde los miedos no son impedimentos para dejar de seguir las estrellas. Ambos sabemos que nada de esto es real, pero qué importa la verdad si la mentira es tan maravillosa como la verdad en tus ojos. Soy alguien, alguien que le gusta admir...