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Bajó la vista y contempló a un pequeño amigo despierto, estaba duro, y su necesidad no solo apuntaba a eso, sino otro punto más abajo que lo excitaba con curiosidad.

Preguntas como ¿Qué me pasa? O ¿Qué mierda soñé? Eran irrelevantes en ese momento, su atención se concentraba fijamente en su cuerpo, se sentía caliente, pasó su mano por su cintura largando un pequeño suspiro, estaba sudada y caliente. Inconscientemente bajó su mano hasta un punto bajo su ropa interior, causándole una impresión al sentir lo dilatado que estaba

- Ah.. - suspiró al ingresar un dedo, recordando las perfectas manos de ciertos personajes que le enseñaron el placer de la penetración, jamás imaginó que estaría masturbándose pensando en ellos... Los odiaba... ¿Verdad...?

Es verdad que fue virgen hasta ese momento, pero ¿De verdad le disgustó? Osea, sí, fue en contra de su voluntad, pero tal vez eso despertó un sentimiento de masoquismo que era casi desconocido para el azabache...

Cada simulación, cada estocada, eran insuficientes. Ingresó un segundo dedo, cada vez más cerca...

Entraban y salían estimulando con torpeza. Más rápido... Más fuerte... Más profundo

- ¡Ngh! - por accidente logro alcanzar su punto dulce, ese que tanto deseaba volver a ser tocado, sus ojos comenzaban a lagrimear, una extraña sensación recorría su cuerpo, no podía evitar recordar los tactos en su piel, la sensibilidad que presentaba su cuerpo... La rudeza y la gentilidad con que lo trataban... Las nuevas sensaciones y sentimientos que experimentó ese día...

Comenzó a morder la sabana mientras con su otra mano acariciaba lentamente su miembro erecto... Las manos de ellos también tocaron esa parte, sus bocas... Su primera felación, lo bien que lo hicieron... Lo bien que se sentía

Su primer beso húmedo y sus dos responsables, su cuerpo lleno de marcas... Su cuerpo siendo marcado...
Sus piernas temblando, la suavidad del cuerpo contrario al alzarlo

Los brillantes ojos carmesí anhelando devorarlo, y las otras dos perlas de jade deseando invadir su cuerpo como si lo necesitaran para vivir

Su respiración se volvía agitada, al igual que ese día, pero la intensidad de su cuerpo no era suficiente, necesitaba sentir más, sus dedos se esforzaban por cumplir sus deseos pero su mano se acalambraba gradualmente y su cuerpo llegaba a su límite aunque recordaba haber durado más en aquellos momentos...

Luego apareció su sueño, como lo sostenían en el agua caliente, y como aprendía a invadir los labios del pelirrojo, deseaba poner en práctica esa sensación una vez más, cómo el albino lo jaló hacia él y movía su miembro entre sus piernas simulando estocadas. Mientras sentía como su mano se dirigía hacia su pecho picaramente y el pelirrojo recuperaba la posesión de sus labios.

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- ¡Makoto! - exclamó con emoción y nostalgia la pelilila mayor al verla bajar de un Audi R8 V10

- ¡Ei! ¿Cuánto tiempo? ¿Cómo haz estado? ¿Cómo están los niños?... ¿Cómo estás tu? - pronunció lo último con preocupación, desde que supo sobre el rechazo que presentaba su hijo hacia ella la sobreprotegia, quería arreglar su situación familiar a como de lugar, pero no todo se puede... La hermana mayor de Ei, Makoto, era famosa por dirigir una de las empresas más reconocidas de maquillaje ecológico del país, y por esta razón tuvo que dirigir varios asuntos en el exterior por varios años.

- Estoy bien, hermana... y los niños ya no son niños, crecieron... - sonrió con nostalgia, había sido avisada de que su hermana llegaría temprano ese día, así que la estuvo esperando desde tempranas horas - ¿Cómo llegaste? Pasemos, debes tener hambre, pedí que prepararan tu plato favorito

- Bien, llegué ayer por la mañana al país y anoche decidí salir para acá - contó con entusiasmo mientras la seguía hasta el interior de su casa - está más lujosa de lo que recordaba, - exclamó recorriendo la sala con la mirada - mi casa estaría abandonada si no fuera por Megistus que la cuidó todo este tiempo... - dijo con algo de pena, la contraria soltó una risa - te vez más feliz de lo que recordaba... Acaso... ¡¿Arreglaste la situación con Kuni?! - cuestionó con emoción y curiosidad

- No del todo, pero de a poco se va acercando - contó con la mirada perdida y una sonrisa recordando lo sucedido hace poco

- ¡Me alegra!, luego me tienes que contar a detalle

- ¿Tía? - se escuchó una voz provenir de las escaleras, la mayor se giró

- ¿Shogun? - frunció las cejas por unos segundos y las volvió a relajar con serenidad - ¡Mira lo grande que estás! - exclamó con cariño y una sonrisa de sorpresa acercandose a ella rápidamente para darle un fuerte abrazo

- También... T-te extrañé - pronunció con dificultad al sentir cómo se le iba el aire por el abrazo, su tía tenía más fuerza de la que recordaba

- Cada vez te pareces más a tu madre - disolvió el abrazo para mirarla - hasta los cachetes - dijo con una tono de ternura pellizcando dolorosamente los cachetes contrarios - ¿Cuántos años tienes? ¿15? ¿16?

- 16, auch

- Uhh ya estas en la edad ¿y el novio? - sonrió pícaramente

- Jaja... Si... - una risa nerviosa se hizo presente

- ¿sí...? ¿Cómo que si..? - la miro confundida

- Digamos que si...

- Es complicado. Lo entiendo, luego me cuentas ahora muero de hambre - cerró los ojos con una sonrisa sobandose la panza con la mano

Las tres pasaron al comedor y desayunaron tranquilamente entre risas y charlas

- Mmh extrañaba esto - exclamó con comodidad mordiendo un croassant con merengue

- Por cierto, ¿Cómo está Megistus?

- ¿Mh? Mona está bien, quería venir pero tenía que estudiar, dentro de poco empieza la universidad

- Qué bueno, si, me dijo que no podría venir para la reunión por los estudios

- ¡Sí! Se veía entusiasmada por conocer a Kuni pero no pudo, una lástima, Kuni la quedó esperando...

- Si... Kunikuzushi no sabía que vendría

- Oh.. Entonces sería una sorpresa, qué lástima, lo bueno es que - fue interrumpida por la menor

- ¿De qué están hablando? - saltó Shogun desde su asiento un tanto perpleja

- La prometida de Kunikuzushi, claro. - sonrió con satisfacción

- La prometida de... ¡¿Quién?! - se levantó repentinamente de la mesa

- ¿Shogun? ¿Qué pasa? - cuestionó ingenua la mayor

- Solo haré una pregunta ¿Él está de acuerdo con esto? Supongo ¿verdad? - habló seria, disimulando su preocupación

- ¿De acuerdo...? Kunikuzushi no lo sabe, pero estoy segura que cuando la vea estará más que de acuerdo

- ¿Osea quieren que mi hermano se case con alguien que no conoce...? - cuestionó ahora con un tono más de preocupación

- Nosotras la conocemos, eso es suficiente

- ¿"eso es suficiente"...? - su voz demostraba indignación y decepción

- ¿Qué te preocupa querida? - preguntó la mayor de las tres notando sus sentimientos

- No lo sé, ¿tal vez que ¡sería en contra de su voluntad!?

- ¿"voluntad"...? - repitió confundida

- Makoto. - pronunció Ei con voz autoritaria, pero no pudo seguir

- Mamá... ¿Es enserio...? ¿Justo ahora que te empezaba a hablar...? - juzgó indignada y se retiró de la sala, dejando a las dos mayores confundidas.

Ahora nos Perteneces. [Heikazuscara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora