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Finalmente llego el día tan esperado, o un día como cualquier otro con la única diferencia de que sus responsabilidades aumentarían considerablemente...

Además de que fue una noche bastante pesada, con solo decir que media hora después de despertarse recién sonó el despertador.

En fin, ya era hora de comenzar a caminar, eran las 6:57 de la mañana, tenía el presentimiento de que serían los únicos en la calle a esa hora, bajo al ascensor y como lo había prometido, el pelirrojo lo esperaba abajo

- ¡Buenos días Kunikuzushi! -saludó con la mano al verlo cuando se abrieron las puertas del elevador

- Buen día - pronunció al alcanzarlo, ambos comenzaron a caminar con tranquilidad hacia su destino

- ¿Nervioso? - cuestionó sin mirarlo

- ¿...? - le hizo una mueca algo perplejo - No

- Sé que lo estás - sonrió aun sin ladear la visión del camino

- Claro que no.

Fue un camino largo, y más para el azabache, quien fue sometido a los molestos y malos chistes del mayor

- Ahora es-puma, jajajaj ¿Entendiste? - el contrario soltó otro bostezo agradeciendo que no faltaba más de una cuadra para llegar. De pronto, otro murmullo le llamó la atención...

- ¡Ah! Le erré otra vez - una vos procedente de un callejón

- Se está por escapar ¿No lo ataste bien? - unas voces jóvenes; dedujo que se trataban de niños

- Cállate e intenta acertarle antes que nos descubran

- ¿Quién nos va a descubrir idiota?? - observó por unos segundos y dos niños aparecieron con las manos llenas de piedras de diferentes tamaños y formas - primero tu - avisó; el contrario tiró una hacia una dirección calculada - ¡Bien! Le diste

- Oye, ¿No dormiste anoche? Estás puro bostezo... - no recibió respuesta, se volteó y se sorprendió al no ver a su amigo a su lado - ... ¿Kuni?

- ¡Le di!

- Oigan, ¿Qué hac...? - ladeó la vista y vio a lo que le estaban tirando, un pequeño felino atado agresivamente sobre una madera, volvió a mirarlos pero ahora irradiando horror y enojo de sus pupilas - ¿Qué carajos creen que hacen?

- ¡Ahh! ¡Te lo dije! - gritó divertido uno de los niños que parecía ser el mayor

- ¡¡Corre!! - gritó y ambos corrieron en dirección contraria al azabache, más no pudieron ir muy lejos

- Ustedes... - una sonrisa psicópata apareció en los labios del pecoso

- ¿No les da vergüenza lastimar a otro ser vivo? - cuestionó ahora el azabache a sus espaldas - Deberían sentirse miserables al considerar dañar una vida porque la sociedad no les brinda suficiente atención

- Tch, ¡ya déjennos o les diremos a nuestras madres! - acusó uno viéndose completamente acorralado por los dos mayores

- ¡M-mi papá es muy importante!

- ¿Si? Claro, llamemos a sus padres, para que vean la clase de basura que tienen de hijos - sonrió expresando odio y lástima

- No es mala idea, y deberíamos denunciarlos por maltrato animal...

- ¡Sí...! Irían directo a la cárcel.

- ¡Eso no es cierto! Los niños no van a la cárcel - se quejó el pequeño pegando el pie contra el suelo cual berrinche de niño

Ahora nos Perteneces. [Heikazuscara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora