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- Meow - ronroneó scaramichi desperezándose en el sofá, mientras observaba con pereza cómo su amo se preparaba un té, y se quejaba por haberse golpeado el dedo meñique con la tabla de cortar verduras

"Hoy no es mi día de suerte" pensó mientras intentaba calmar el dolor apretándolo en su boca

Pasaron tres días desde aquel extraño sueño, desde entonces no ha sido capaz de recordar ningún suceso que ocurriera dentro de sus sueños hasta ese momento, es como si su cerebro le permitiera ver claramente las escenas de aquella vez como si las estuviera viviendo a cambio de la incapacidad de poder recordar otras.

Se sentó en el sofá junto al michi, con su taza de té y empezó a extrañar el sabor de una porción de torta de chocolate amargo, su favorita. ¿Cuánto hacía que no probaba una? Mucho tiempo, seguro. No había vuelto a entrar a la cafetería de Tomo desde que... En fin, no quería cruzarse a ninguno de los streamers

Borró todos esos pensamientos intrusivos y empezó a planear su próximo stream antes de despedirse, se sentía algo triste por dejar a todas esas personas que lo acompañaron en sus años de streamer y de las cuales estaba seguro que lo iban a extrañar; pero al mismo tiempo sabía que era lo mejor si quería concentrarse en su vida profesional

*Tin tiin~* sonó el timbre; además la abogacía es una carrera muy difícil que necesita mucha concentración y estudios, se perdió en sus pensamientos hasta que sonó el timbre una tercera vez y despertó de su pequeño trance

Se levantó y se acercó a la puerta, era raro que tocaran el timbre, su hermana siempre era de golpear la puerta, la única que tocaba el timbre de su familia era...

- ... - abrió la puerta y efectivamente... Espera. Esa sonrisa despreocupada, esos ojos que aún conservaban su brillo, esa ropa poco extravagante y cabello medio largo atado en una coleta alta que a su vez sostenía unos elegantes lentes de sol... - ¿Makoto?

- No. ¡Soy tu tía atrevido! - habló indignada lanzándose para abrazar al contrario

- Tía... - correspondió al abrazo, aunque no muy cómodo

- ¿Cómo estás? ¿Cómo te va en la universidad? ¿Hiciste amigos nuevos? Cuéntame - indagó la mayor con una sonrisa

La tarde se hizo larga para Kunikuzushi, su tía era muy charlatana para su agrado, pero era su tía, ¿Qué podía hacer? Más que contestar con agrado todas sus preguntas y saltear algunas

- ¿Haz pensado en casarte? - preguntó luego de saborear un buen trago de té preparado por su sobrino

- ¿Mm? No me interesa eso - respondió sin darle mucha importancia, sorprendiéndole la conclusión a la que había llegado en tan poco tiempo.

- ¿Cómo que no? Ya casi cumples 19, tu cuerpo se desarrolló como para querer tener una relación con alguien a largo plazo - explicó con intenciones de continuar

- Makoto, no empieces con cosas raras - advirtió frunciendo las cejas mirándola de reojo

- No son raras hijo, son normales... Entonces ¿No hay lugar en tu corazón para nadie? - insistió nuevamente algo sorprendida por la personalidad medio emo de su sobrino.

- No... - por un momento pasaron dos personas por su mente en un pequeño flash back pero las ignoró - Nadie-

- ¡Aay se te iluminaron los ojos! - largó emocionada interrumpiendo al contrario sorpresivamente - ¿Quién es? - preguntó con una sonrisa apoyándose en su mano, sus ojos también parecían iluminarse

- ... No es nadie. - desvió la vista - Tengo cosas más importantes que hacer antes de pensar en el amor - contó con ironía y una sonrisa burlona

Ahora nos Perteneces. [Heikazuscara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora