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A la mañana siguiente Kunikuzushi se despertó con una pesadilla, el peor final imaginable: Su hermana decide cocinar para el desayuno. Saltó de la cama asustando nuevamente al michi que dormía sobre su estómago, se levantó y abrió la puerta de golpe, causando un sobresalto en la muchacha que se encontraba en la cocina

- ¡¿Qué haces?! - gritó exaltado al verla metida en la cocina

- Te dije que haría el desayuno - dijo señalandolo con una espátula - Y buenos días - continuo molesta por la falta de cortesía de su hermano

- Shogun, detrás de ti - dijo con desepción - ¡no te descuides! - la leche empezaba a hervir y caer por el borde de la olla mientras que la tostadora empezaba a largar un humo curiosamente negro

- Ups... - dijo volteando y admirando el desastre que causó en tan poco tiempo - Lo siento...

- ... - Kunikuzushi suspiró frotándose la entrecejas con el pulgar y el indice y volvió a su dormitorio a cambiarse

- Y-yo lo limpio - dijo apurandose a ordenar su desastre; Kuni salió de la habitación ya vestido y se dirigió a la puerta, volteó para verla con tolerancia

- Limpia esto, voy a salir - Shogun ni siquiera preguntó a dónde iba, solo se resignó a cumplir lo que le ordenaron. Ahora entendía por que su hermano le insistía tanto en que no cocinara...

Kunikuzushi abandonó el edificio y se subió a un taxi pidiéndole que le llevara a tal dirección.
Cuando llegó le pagó, se bajó y caminó unas 2 cuadras para llegar a un mercado a comprar algunas cosas que hacían falta en la casa, y también comida para su visitante felino
Salió con dos bolsas un poco pesadas para él y observó que el taxista estaba frente al mercado donde compró todo... Eso significa que, o lo había seguido o lo queria ayudar... Kuni siempre desconfiado decidió creer en la primera opción, sin embargo las bolsas le estaban haciendo más peso que antes y el hombre ya se había bajado a ayudarlo.

- ¿Más bolsas, señor? - preguntó, su tono de voz era grave y estaba vestido de negro

- Adentro... - habló, definitivamente se le hacía conocido... Pero ¿Quién?, además ¿Por qué le llamaba "Señor"?
El hombre llegó con las demás bolsas y las dejo en el auto. Se subieron y Kuni le dió una nueva dirección. A pesar de ser un mercado bastante grande, le decepcionó que no tuvieran su té favorito: el té de salvia amargo. Y como el nombre lo dice, si: su sabor favorito era el amargo, no importa lo que fuera, mientras sea amargo le gustaría, según él, era el sabor más realista qué existía, la mejor creación del ser humano. Los demás sabores como el dulce o las comidas grasosas le resultaban empalagosos, y aunque, claro debía comer ese tipo de comidas para nutrirse, no lo hacía sin antes verificar que tenia su té de postre.

Llegaron a la tienda de sabores "Vida dulce"; el nombre no le convencía pero estaba seguro que ahí tenían su té.
10 minutos después volvió a salir triunfante con su té y volvió a subir al taxi para darle la dirección de su casa.

- Disculpa... ¿Nos conocemos? - no aguanto la incertidumbre y preguntó mirando al conductor por el retrovisor

- No lo creo, señor - contesto el contrario con su gruesa voz; y ahí estaba... Señor de nuevo. Kunikuzushi tenía 18 mientras el hombre parecía de 30 y aun así lo llamaba "señor".

Simplemente lo ignoró y tomo su celular. Miró la hora y se sorprendió al ver que ya eran casi las 10, busco a su hermana para preguntarle si ya había desayunado a lo que ella le respondió que no.
Como buen hermano solo le respondió "A bueno cómprate JAJA".
En realidad sí le compraría algo y de paso se compraba una porción de torta de chocolate amargo...

Ahora nos Perteneces. [Heikazuscara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora