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El sol ya mostraba su parecencia en el horizonte encendiendo la ventana de un soñoliento peliazul en su habitación... Ventana que estaba cerrada, porque ¿Quién en su sano juicio madrugaria un sábado? El astro fue cubierto por una extensa nube que cargaba moléculas de agua.
El bello durmiente se removió entre las cubijas y volvió a hacerse burrito para cerrar sus ojos y soñar con flores.. O desastres culinarios.

Más o menos dos horas después se despertó, con hambre y no le quedó de otra que levantarse a hacerse un delicioso té matutino.

Mientras esperaba que calentara el agua escuchó un ruido provenir de la ventana, la cual por primera vez estaba cerrada. Se giro para ver qué era y encontró a su gato parado en el borde con las patitas rasguñando el vidrio, se acercó

- ¿Qué pasa mich- Sushi? - sonrió, observó el exterior notando la presencia tranquilizadora de una suave lluvia - Parece que va a ser un día lluvioso - cerró sus ojos por unos segundo; bajó su vista y notó que un vehículo se detuvo justo al frente del edificio, supuso que era el chófer que pasaría a buscar a Shogun, sostuvo al michi entre sus brazos y cuando se fue a retirar le llamó la atención otra situación. Una melena violeta oscuro bajando del auto.

Soltó a Sushi y caminó hasta la puerta de la habitación de visitantes, donde se quedaba Shogun, abrió la puerta de golpe despertando a la pelilila que dormía como princesa entre sus sábanas. Tenía la sensación de que no estuviera y aquella melena que había visto anteriormente fuera ella que se había olvidado de algo... Caminó hacia la ventana de la habitación, corrió la cortina y volvió a pararse frente a la puerta y se cruzó de brazos para mirar a la confundida ojilila quien se había sentado y lo miraba con los ojos entrecerrados adaptándose a la luz

- Te vinieron a buscar. - habló para salir de la habitación y cerrar la puerta

- Buenos... Días...

Soltó un suspiro pesado y observó la puerta, la gran puerta de madera de roble que dividía el pasillo con su departamento.
*toc toc toc* se escuchó, y volvió a sonar. Sus impulsos lo paralizaban pero no caería tan bajo como para no abrir la puerta

- ... - abrió la separacióncon manteniendo un rostro sin expresión

- Hijo... - dijo sumilando alegría la madre del azabache luego de mirarlo por unos segundos

- ... Ei. - respondió seco, aun sosteniendo la puerta

- ¿Cómo estás? - trató de aligerar el ambiente

- Bien, supongo

- Me alegra...

- Deja de fingir - la cortó

- No estoy fingiendo, ¿Crees que no me alegra que mi hijo esté bien? - reprochó

- No lo sé, a mi parecer solo te guías por estereotipos - un suspiro por parte contraria

- Tenemos que hablar hijo - se reincorporó

- ¿De qué? El pasado pisado ¿verdad?

- ... Lamento lo que- - fue interrumpida

- Deja.. de disculparte - tomó aire - ya escuché muchas veces eso

- Entonces. ¿Por qué no lo aceptas? - una expresión de frustración apareció en su rostro, se notaba su desesperación

- ¿Quien dijo que no? - no cambiaba su expresión, un rostro entre relajado y de desprecio

- Tu actitud. Hijo, tu actitud me lo dice

- ¿Que? ¡¿Quieres que olvide que mi mejor amigo murió por tu puta culpa?! - se creo un silencio, y un suspiro pesado - olvidalo

- Ya han pasado 6 años..

- ¡Olvidalo! - se frotó la cabeza con el índice y el pulgar - ¡Shogun! Sal de ahí - la pelilila apareció desde detrás de la pared de su habitación - Ya, vete

- Necesito hablar con ambos, es algo muy importante para mi - acarició los cabellos lilas de la menor quien ya había pasado la puerta

- Bien, entonces yo no entro - sostuvo la puerta con ganas de cerrarla, pero no lo hizo

- ¡Sabes! Hijo, que eres una de las cosas más importantes para mi - colocó su pie como barrera de forma que no pudiera cerrar la puerta

- ¿Enserio? ¿Y desde cuándo? Porque hace 6 años no lo demostraste muy bien - su madre tenía tantas ganas de gritarle: ¡Ya superalo!. Pero no sería buena idea, no era un tema muy fácil de superar, entendía su dolor. También tenía ganas de enviarlo a una psicólogo pero temía que su odio hacia ella aumentaría en ese caso

- ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

- Tu perdón no lo revivirá

- ¡Ya vasta! - se escuchó otra voz, era la pelilila frente a ellos - ¿¡Creen que no me duele verlos discutir así!? - su voz empezó a quebrarse y su rostro mostraba una sonrisa de dolor; la mayor se apresuró para abrazarla

- Lo siento hija - le dio un beso en la frente; Kuni las miraba un poco lamentado

- ... Será mejor que se vallan - dijo bajando su vista

- Solo te pido otra oportunidad, ven a casa, por favor - rogó la madre; el silencio de su hijo fue su respuesta, ambas se retiraron y se cerró la puerta. Kuni se recostó en ésta largando un largo suspiro desesperante.

Y volvió a enojarse, sabía que estaba mal echarle la culpa a otra persona, pero no encontraba razones para no hacerlo. Ya hacía 2 años que el azabache se había ido de aquella casa, de alguna manera sus sentimientos se relajaron un poco y pudo mantener una conversación con su madre por algún corto periodo de tiempo, pues cuando apenas empezaba a ir al psicólogo ni siquiera podía ver a su madre porque explotaba en sentimientos, llanto, enojo... Y eso le seguía ocurriendo

Bajó su vista y vio a Sushi intentando consolarlo dándole caricias en los pies, lo cargó y le sirvió comida en la cocina. Quedó inmóvil viéndolo por un largo rato, agachado escuchando la suave lluvia chocar contra la ventana de su apartamento, hasta que se le empezaron a acalambrar las piernas, tenía ganas de tomar un té... Pero entonces volvió a sonar la puerta

"¿Ahora qué quieren?" pensó algo molesto dirigiéndose a la puerta para abrirla, sin embargo no eran las mujeres de quien se trataba

- Mmgf - se quejó al ser azotado contra la pared y sentir sus labios siendo invadidos..

Ahora nos Perteneces. [Heikazuscara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora