XVI.II

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Observaba a Akito y, aunque podía percibir un leve nerviosismo en él, rápidamente se disipó, ya que se mostraba seguro de sus acciones

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Observaba a Akito y, aunque podía percibir un leve nerviosismo en él, rápidamente se disipó, ya que se mostraba seguro de sus acciones.

Aoi acariciaba suavemente la espalda del joven mientras él exploraba cada rincón del cuerpo de la mayor con sus besos.

—Yamada. . . —su nombre salió de sus labios envuelto en un susurro.

Desvió la mirada hacia la pelirroja, humedeciendo con la lengua uno de sus dedos.

—Yo, yo no. . . —suspiró, avergonzada—. No tengo la experiencia que tú crees. . .

Pensé que al confesarle esto, todo se detendría, pero al volver a mirarlo, me sorprendió toparse con una sonrisa que jamás imaginé ver en su rostro.

—No te quiero solo por eso. . . —acarició suavemente mi rostro—. He estado enamorado de ti desde la primera vez que te vi. . .

No pretendía ocultar lo que sentía; simplemente lo atraje hacia mí y lo besé profundamente, y él respondió al instante.

Ese beso se intensificaba, hasta que la falta de aliento nos obligó a separarnos, mirándonos fijamente a los ojos.

—Ya no podemos escapar el uno del otro. . . —dijo Yamada, apretando su mano con ternura.

En cada rincón de su piel, dejaba un beso que sería mi marca. Ella pensaba que mi interés era solo físico, pero realmente deseaba algo más profundo.

Con mis manos acariciaba su delicada piel, provocando que la mayor se estremeciera cada vez más, sumergiéndose poco a poco en la excitación.

Con mis manos acariciaba su delicada piel, provocando que la mayor se estremeciera cada vez más, sumergiéndose poco a poco en la excitación

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Sus ropas estaban esparcidas por el suelo, y Yamada se encontraba encima de Aoi, abrazándola apasionadamente mientras se besaban.

A pesar de la inexperiencia de ambos, el chico de cabello azabache sentía que ella estaba lista para dar el siguiente paso.

—¿Estás lista? —preguntó mientras se acomodaba entre sus piernas.

Era imposible detenerme en este punto; solo deseaba ser una con Yamada. . .

Ella asintió, y él continuó con lo que estaba haciendo. Tomó aire y, poco a poco, comenzó a entrar en ella. Aoi experimentó un dolor inexplicable, lo que llevó a Yamada a detenerse, algo preocupado.

—Si quieres, podemos. . .

—No, continúa. . . —respondió ella con una sonrisa tímida en sus labios, algo sonrojada.

La observé, decidida pero con un leve temor, y seguí su deseo.

Continué, logrando estar completamente dentro. Tsuki gimió suavemente, arañando la espalda del chico, quien también dejó escapar un gemido de dolor.

El vaivén comenzó de manera lenta, y se podían ver en sus rostros las expresiones de placer. Ese dolor se transformaba en un deleite compartido, tanto para Aoi como para Yamada. La cadencia suave fue intensidad en aumento, volviéndose más brusca pero siempre con cuidado.

El silencio de la habitación se desvanecía, sustituido por los gemidos de la pareja, que se unía en una conexión profunda. Se entregaron a esa pasión con cuerpo y alma, viviendo una experiencia que jamás imaginaron.

Esa noche, entrelazamos nuestros cuerpos una y otra vez. . .

Continuará. . .

ɪɴꜱᴛᴀɴᴛ ᴄʀᴜꜱʜ  ── 𝒀𝒂𝒎𝒂𝒅𝒂 𝑨𝒌𝒊𝒕𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora