XXIV

114 13 0
                                    

Siempre creí que estaría sola por el resto de mi vida, ya que tenía miedo de enamorarme.

La mujer observaba desde su ventana el amanecer mientras se encontraba en su cama, se recogía el cabello dejando ver su cuello.
Del otro lado de la puerta, se encontraba Akito junto con Eita, teniendo a los mellizos en sus brazos.

—Yamada, Aoi debe estar durmiendo ya que los bebés no la dejaron dormir... —Decia Eita mientras seguía a Yamada.

—Lo sé, pero aún así...

El abría la puerta, al entrar miro a Aoi más hermosa de lo que era dejando a Akito sin palabras mientras que ella se sonrojaba cuando se percató de la mirada de su amado.

—Me llevaré a los mellizos de paseo con Yuna...

—Si, está bien. —Respondió Yamada, sin mirarle.

El peliazul cerro la puerta y se acercó a ella, sentándose a su lado.

—Te asentó muy bien ser la madre de nuestros pequeños... —Colocaba su mano en la mejilla de ella.

—Pero que tontería dices, Yamada... —Desvio su mirada, toda sonrojada.

Lentamente el la recostaba, quedando Akito arriba de Aoi y poco a poco, fue abriendo la blusa de la mujer mientras solo lo observaba.

—Me alegro de haberte conocido... —Murmuro mientras colocaba su cabeza en el pecho de la pelirroja.

—No tienes nada que agradecer, yo siempre estaré para ti y para nuestros hijos, aún así llegue a...

Rápidamente, El colocó un dedo en sus labios para evitar que terminara la frase.

—Por favor, no lo digas...

Su voz se quebró haciendo que ocultase de nuevo su rostro en el pecho de su mujer, queriendo evitar llorar. Aoi acariciaba el cabello de su esposo, con suavidad para tranquilizarlo.

—Solo quiero vivir contigo... Sin arrepentimientos.

—Por supuesto, Yamada.

Ella sonrió a lo que el, al alzar su mirada se notaba triste y con los ojos llorosos pero esa tristeza desapareció cuando se besaron apasionadamente.

Ella se volvió mi todo y no quería que esto terminará, pero el tiempo no perdona...

ɪɴꜱᴛᴀɴᴛ ᴄʀᴜꜱʜ  ── 𝒀𝒂𝒎𝒂𝒅𝒂 𝑨𝒌𝒊𝒕𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora