Una figura solitaria se adentraba lentamente en aquel lugar donde el tiempo parecía haberse detenido. En sus manos, un ramo de flores temblaba levemente, no por el viento, sino por la duda que acompañaba cada uno de sus pasos. Sin embargo, con cada latido del corazón, el ritmo de su andar se tornaba más decidido, como si el alma misma lo empujara hacia adelante.
Había pasado ya otro año. Un año más desde aquel día que partió con el tiempo, llevándose una parte del alma de quienes aún quedaban.
Yamada, ya con las sienes plateadas por los inviernos vividos, se detuvo ante la tumba de su esposa. Con ternura reverente, colocó las flores sobre la lápida fría y se inclinó, apoyando la mano en el mármol como si aún pudiera sentir el calor de la mujer que tanto amó. En sus labios se dibujó una sonrisa tenue, cargada de memorias.
-Por eso mamá nunca se siente sola... -susurró una voz joven a su lado.
Yamada giró. Allí estaba Hikaru, su hijo mayor, de pie junto a él. En su rostro, los rasgos de su madre vivían con una intensidad que a veces dolía mirar.
-Hermano... Sabes que papá ama a mamá más que a nada, incluso ahora, aunque el tiempo siga avanzando -agregó Hotaru, mientras se acercaba para abrazar a su hermano gemelo. Su sonrisa estaba teñida de nostalgia.
La joven, de cabellos azul profundo, se acercó y rodeó a su padre con un abrazo silencioso. Yamada la recibió con la misma ternura con la que alguna vez sostuvo a su esposa entre los brazos.
-Ustedes también vienen a visitarla -musitó él, sin poder disimular el temblor en su voz.
-Por supuesto... -respondió Hotaru, sus ojos inundándose de lágrimas que no pudo contener más.
-Ya sea en su cumpleaños o en el aniversario de su partida... siempre estaremos aquí para ella -aseguró Hikaru, mirándolo con determinación firme.
Yamada los observó con una mezcla de orgullo y dolor. -Ella los amaba con todo su ser. Ustedes fueron su más grande deseo... su alegría y su sueño cumplido.
Colocó sus manos sobre las cabezas de sus hijos, acariciándolos como cuando eran niños. Ellos le devolvieron una sonrisa que parecía iluminar por un instante aquel rincón de sombra.
-Siempre me pidió que, si ella partía antes que yo... intentara rehacer mi vida. Pero nunca pude. Ella fue mi todo. Y ahora... hay un vacío que nadie más ha podido llenar.
Levantó la mirada hacia el cielo, buscando quizás una señal, una presencia. El viento, suave como una caricia, rozó sus rostros. Fue entonces cuando sus hijos, vencidos por la emoción, comenzaron a llorar. El consuelo lo buscaron en el único lugar seguro: los brazos de su padre.
Hotaru se arrodilló frente a la tumba y, con manos temblorosas, dejó un nuevo ramo de flores sobre la piedra.
-Gracias por amarnos tanto, madre...
Y el silencio se convirtió en eco... un eco lleno de amor, de memorias, y de eternidad.

ESTÁS LEYENDO
ɪɴꜱᴛᴀɴᴛ ᴄʀᴜꜱʜ ── 𝒀𝒂𝒎𝒂𝒅𝒂 𝑨𝒌𝒊𝒕𝒐
Fanfiction𝓘𝓷𝓼𝓽𝓪𝓷𝓽 𝓬𝓻𝓾𝓼𝓱 ┇ ❝𝑨𝒏𝒅 𝒘𝒆 𝒘𝒊𝒍𝒍 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒃𝒆 𝒂𝒍𝒐𝒏𝒆 𝒂𝒈𝒂𝒊𝒏...❞ ✧ ⋆*:・゚𝕰𝖘𝖆 𝖑𝖑𝖆𝖒𝖆𝖉𝖆 𝖈𝖆𝖒𝖇𝖎𝖔 𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔 𝖉𝖊 𝖆𝖖𝖚𝖊𝖑𝖑𝖔𝖘 𝖈𝖍𝖎𝖈𝖔𝖘, 𝖊𝖘𝖆 𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊... ➤ ʏᴀᴍᴀᴅᴀ ᴋᴜɴ ᴛᴏ ʟᴠ999 ꜰᴀɴꜰɪᴄᴛɪᴏɴ ᴛꜱᴜᴋɪ...