XII

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Logré despertar y lo primero que vi fue a él. Nunca pensé que estuviera a mi lado, y menos en esta situación. Otras personas me habrían abandonado desde el primer día, pero él. . .

—Bienvenida, Aoi. . . —dijo el chico con una sonrisa.

Él sostenía la mano de la chica con ternura, y Aoi, en un impulso, lo abrazó, sorprendiendo al joven.

—Yamada. . . —comenzó a llorar, ocultando su rostro en el hombro del peliazul.

El azabache le dio un suave beso en la frente, provocando que ella se sonrojara.

—Tranquila, todo estará bien. —acarició su mejilla con dulzura.

—¿Todo este tiempo estuviste aquí. . . ?

—Podría decirse que sí, pero como no estamos emparentados, evitaban informarme sobre los detalles. Tu madre intercedió, y por eso puedo estar aquí contigo.

—¿Mi madre, dices? —Se recostó nuevamente, sintiéndose culpable. —He causado demasiados problemas para ambos.

—Por supuesto que no. Ahora eres mi mayor prioridad.

"¿Su prioridad? Eso quería decir que. . ." — pensó la pelirroja.

Lo miré mientras reflexionaba sobre sus palabras. Él se giró hacia mí, pero rápidamente aparté la mirada, sintiendo cómo un sonrojo me invadía.

—Te agradezco por todo, Yamada. —le sonreí al joven.

Este sentimiento es nuevo para mí, difícil de describir, pero a su lado me siento feliz.

—¿Dormí demasiado tiempo, no es así? —pregunté con curiosidad.

—Algunos meses, en realidad. —respondió el azabache.

Colocó su mano suavemente sobre mi cabeza, brindándome una sensación de calma.

—Yamada, yo. . .

Él se acercó, uniendo sus frentes, y ambos sonreímos.

A partir de ahora, estaré a tu lado. . .

Continuará. . .

ɪɴꜱᴛᴀɴᴛ ᴄʀᴜꜱʜ  ── 𝒀𝒂𝒎𝒂𝒅𝒂 𝑨𝒌𝒊𝒕𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora