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Lunes 6 de Octubre

Estoy nuevamente en Netherfield. Llegué aquí con más esperanzas de las que haya sentido jamás, pero aun así no me atrevo a tomar el amor de Elizabeth como algo asegurado. Bingley y yo dejamos Netherfield temprano y llegamos pronto a Longbourn. Miss Bennet estaba llena de sonrojos y nunca había lucido más favorecida. Elizabeth era más difícil de entender. Ella, también, se sonrojó. ¡Ojalá supiera la causa!

Bingley sugirió una caminata.

-Iré por mi bonete- dijo Kitty. -He estado esperando ver a María. Podemos caminar hacia la  casa de los Lucas.

La señora  Bennet frunció el entrecejo para mostrarle su desaprobación, pero Kitty no lo notó. -No soy una buena caminante, me temo,- dijo la señora Bennet, volviéndose hacia Bingley con una sonrisa. -Deben disculparme. Pero Jane ama caminar. Jane, mi querida, ve por tu chaqueta. Ese hombre, supongo, ira también,- ella dijo, girándose hacia mí como si fuera un insecto
desagradable. Elizabeth se sonrojó. Ignoré el comentario lo mejor que pude, pensando que sólo mi amor por Elizabeth podría inducirme a volver a poner un pie en esa casa nuevamente.

Bingley parecía desvalido.

-Mary, corre y trae tu abrigo también. Debes de hacerle compañía a Mr Darcy.  Estoy segura de que él no estará interesado en nada que Lizzy diga.

-Estoy muy ocupada como para caminar,- dijo Mary, levantando su cabeza de su libro. -He observado frecuentemente que aquellos que son mejores caminantes son esos que carecen de la capacidad intelectual de instruirse en los asuntos serios de la vida.

-Oh, Mary!- dijo la señora Bennet impacientemente, Mary regresó a su libro.

Elizabeth y su hermana regresaron, y habiéndose puesto sus abrigos nos fuimos. Bingley y su amada pronto se rezagaron. Kitty, sabía, nos dejaría pronto para visitar a su amiga. ¿Acaso Elizabeth también iria? Esperaba que no. Si ella se quedaba conmigo, entonces sería capaz de hablar con ella. Y debía hablar con ella. Llegamos al retorno de la casa de los Lucas.

-Puedes seguir tu sola,- dijo Elizabeth, -no tengo nada que decirle a Maria.

Kitty corrió había la vereda, dejándonos a Elizabeth y a mí solos. Voltee hacia ella. Elizabeth, estaba a punto de decir, cuando me detuve al hablar ella.

-Mr Darcy, soy una criatura muy egoísta que no me preocupo mas que de mis propios sentimientos, sin pensar que quizá lastimaría los suyos.

Sentí como me ponía helado. Todas mis esperanzas parecian ahora como mera vanidad. Ella iba a herir mis sentimientos. Había estado equivocado al ver que no negaba el rumor de nuestro compromiso. No había significado nada, excepto que ella no se dignaria a negar un tonto comentario para beneficio de mi tía.

Ella estaba obviamente encontrando dificil el continuar.

Ella me dirá que no vuelva nunca a Longbourn otra vez, pensé. No puede soportar verme. Su disgusto hacia mí es tanto que no puede superarlo. No he usado mis oportunidades. He visitado Longbourn con Bingley y no dicho nada, por que tenia tanto que decir. Aun así nada podía ser dicho en frente de otros. Y ahora es muy tarde. Pero no dejaré que sea muy tarde. Le hablaré y se lo diré, le guste a ella o no.

Pero entonces ella continuó, después de que todos estos pensamientos pasaran por mi cabeza.

-Pero ya no puedo pasar más tiempo sin darle a usted las gracias- ¿Darme las gracias? ¿No culparme, pero darme las gracias? No sabía que pensar. -por su bondad inigualable con mi pobre hermana-. ¿Bondad inigualable? ¡Entonces ella no me odia! La idea hizo que mis ánimos aumentarán, pero cautelosamente, pues no sabía que hubiera podido oir del asunto, o que más iba ella a decir. -Desde que lo supe, he estado muy ansiosa por demostrarle cuan agradecida me siento. Si el resto de mi familia lo supiera, no tendría solo mi gratitud por expresar.

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