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Miércoles 24 de Septiembre

-¿No es Miss Bennet la más hermosa joven que jamás hayas visto?- Bingley me preguntó esta tarde mientras jugábamos billar.
-Lo es.
-Creo que tal vez haya esperanzas- dijo.
-Estoy seguro que las hay.- dude, pero tenía que hablar.

-Bingley, hay algo que tengo que decirte.
-¿Oh?
-Te he causado un gran perjuicio. La primavera pasada, Miss Bennet estuvo en la ciudad
-¡Pero no la vi!- dijo sorprendido.

-No. Lo sé. Debi habértelo dicho, pero pensé que la habías olvidado. No, permíteme ser honesto, esperaba que la hubieras olvidado, o que la olvidaras, si no la volvías a ver otra vez.
-¡Darcy!- Sonó herido.
-Lo siento. No tenía ningún derecho de meterme en tus asuntos. Fue impertinente de mi parte.

-¿Así que ella me siguió a Londres?- dijo, olvidando mi engaño por la alegría que le causaba el pensar que ella lo había seguido.

-Ella fue para quedarse con su tía y su tío, pero trató de verte. Le escribió a Caroline.
-Caroline! ¿Ella también lo sabía?
-Si. Me avergüenza decir que Caroline corto toda relación con Miss Bennet, y que yo la animé.
-¡Darcy!- Estaba enfadado.

-Me porte de la peor manera, y ruego tu perdón.
-Si ella acepta ser mi esposa, lo tendrás. Pero tal vez en el futuro consideraras que puedo manejar mis propios asuntos.
-Lo hare, y mejor de lo que manejo los míos- Me miró inquisitivamente.
No dije nada más. No puedo hablar de mi amor por Elizabeth hasta que sepa que es reciproco. Si es que lo es.

El diario de Mr. Darcy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora