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Viernes 8 de Agosto.

No pude dormir esa noche pensado, pero esta vez fue causado por felicidad. Creo que Elizabeth no siente aversión hacia mí. Con el tiempo, creo, puedo llegar a gustarle. Creo que fue el feliz destino quien la trajo a Derbyshire, y quien me incitó a adelantarme al resto de mi grupo, para encontrarla. En Londres, traté de olvidarla, pero era imposible. Ahora, debo tratar de ganarla.

Fui a la posada, por lo tanto, esta mañana, esperando sentarme con ella. Fui introducido a la sala por el sirviente. Mientras íbamos escaleras arriba, me pregunté cual sería su expresión cuando entrará en la habitación. De eso, podría saber algo. Una sonrisa mostraría que era bienvenido. Un sonrojo me daría esperanza. Una mirada fría me acabaría completamente. La puerta se abrió. Pero en lugar de ver a Elizabeth sentada con su tía, la vi saliendo disparada hacia la puerta, su rostro pálido y sus maneras agitadas. Pensé que una gran calamidad le había pasado para producir esa apariencia, pero antes de que tuviera la oportunidad de hablar, volvió sus ojos angustiados hacia los míos y exclamó -Le ruego que me disculpe, pero debo dejarlo. Debo de encontrar a Mr. Gardiner en este momento, es un asunto que no puede ser demorado; no puedo perder ningún instante.

-Dios mio! ¿De qué se trata? - pregunté, esperando ser de ayuda. Tan pronto como las palabras salieron, sabía que poco consoladoras habían sido. Recuperándome, dije-Permitame que sea yo, o mande un criado a buscar a los señores Gardiner. Usted no está en condiciones.

-Oh, sí, el criado- Lo llamó y le dijo con voz apagada-Debe encontrar a mi tío. Tráigalo pronto. Es una cuestión de la mayor urgencia. Mande a un chico. Digale que su sobrina lo necesita inmediatamente. Dígale a mi tía... Ella debe venir, también.

El criado prometió hacerlo así, y se fue. Vi las rodillas de Elizabeth temblar y me moví hacia adelante, listo para prestarle mi asistencia, pero ella se sentó antes de que pudiera alcanzarla, viéndola tan descompuesta que no hubiera podido irme, incluso si lo hubiera querido -Permitame llamar a su doncella- dije suavemente, sintiéndome repentinamente inútil. No sabía nada sobre ayudar a las damas en tales circunstancias. Repentinamente se me ocurrió-Una copa de vino, ¿le traigo una?.
-No, gracias- respondió. La vi luchar consigo mismo y controlando lo peor de su agitación. -Yo estoy bien. Lo único que ocurre es que estoy desolada por una horrible noticia que acabo de recibir de Longbourn.

Rompió a llorar. Deseaba acercarme y consolarla. Deseaba poner mis brazos alrededor suyo y calmar su sufrimiento. Por primera vez en mi vida condenaba los modales y la clase civilizada. Siempre habían parecido tan importantes para mí, pero ahora eran de poco valor porque me estaban separando de Elizabeth. Un momento más y creo que hubiera arrojado los modales al aire, pero ella se recuperó y dijo: -He recibido una carta de Jane y me da una noticia espantosa que a nadie pueden ocultarse. Mi hermana menor nos ha abandonado, se ha fugado, se ha entregado a... Wickham. Los dos se han escapado de Brighton. Usted le conoce demasiado bien para comprender lo que eso significa. Lydia no tiene dinero ni nada que a él le haya podido tentar... Está perdida para siempre.

No podía creer lo que está escuchando. Esto era pérfido en verdad. Robar a una joven y alejarla de sus parientes y amigos. Y aun así él ya lo había hecho antes, o al menor lo había tratado, y hubiera tenido éxito de no haberlo detenido en el intento. -¡Cuando pienso que yo pude haberlo evitado! ¡Ya que sabía quién era!- exclamó.
-No, quería decirlo. Usted no tiene la culpa. Yo debí haber hecho saber su naturaleza.

Las palabras salían de ella como un torrente, y no podía hacer otra cosa que dejarla hablar. Al final, su torrente llegó a su fin.

-¿Pero es seguro, completamente seguro? - pregunté.- Las noticias viajan rápido, especialmente las malas, pero es frecuente que sean distorsionadas en el camino- No podía pensar que Wickham se fugaría con Miss Lydia Bennet. No tenía nada que lo tentará, y él no tenía deseos de establecerse con los Bennet. Él debe de saber que tal comportamiento lo haría un prófugo. Era un precio muy alto por el placer de casarse con una chiquilla sin ningún nombre y ninguna fortuna. Y entonces, en verdad, ¿Cómo podría el casarse con ella? Ella era menor de edad. Podría llevarla a Gretna Green, pero el viaje costaría mucho, y yo sabía bien que no podría gastar ni la mitad de esa cantidad a menos que su novia fuera una heredera de considerable fortuna.

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