72

411 47 14
                                        


Sábado 4 de Octubre.

Lady Catherine vino esta mañana, trayendo a Anne con ella. Estaba a punto de preguntar por su salud, cuando mi tía empezó su discurso sin más preámbulo.
-Debes de poner un fin a estos sinsentidos de una vez, Darcy- dijo, tan pronto como se había sentado.

No sabía de qué estaba hablando, pero antes de que pudiera decir algo, prosiguió: - He escuchado del señor Collins que estabas a punto de proponerle matrimonio a Miss Elizabeth Bennet. Siéntate Anne.- Anne prontamente se sentó.

-Sabiendo que tal reporte debía de ser una grotesca falsedad, visité Longbourn en orden de hacer que Miss Elizabeth Bennet lo negara. ¡La audacia de esa muchacha! ¡Qué perversidad! ¿Aunque, que más podrías esperar con una madre como esa, y un tío enCheapside? Se negó a darme la negativa de tal reporte, aunque yo sabía que era falso. Nunca he conocido a una chica mas insolente en toda mi vida. Se burló de mí de la manera más vulgar. Cuando le dije que debía contradecir el reporte, me replico que, si había declarado que era imposible, entonces no había necesidad de contradicción. Eres un hombre muy orgulloso como para ser influenciado, cualesquiera sean las artes que ella utilizó. ¡El unirte con tal familia! Y mediante ellos, el relacionarte con George Wickham, el hijo del mayordomo de tu padre. Él, ¡nombrarte su hermano! No debe siquiera pensarse. Que pusiera cuan fina sus artimañas, le dije que estabas comprometido con Anne, y ¿sabes lo que me dijo?"

-No.- Respondí, no sabiendo que esperar del discurso de Elizabeth, esperanzado, por primera vez tenía una razón de tener esperanzas, de que no estuviera firmemente en contra mía.

-Que si era así, ¡no hubieras podido hacerle ninguna oferta a ella! Ha perdido cualquier sentido de propiedad. Honor, decoro y modestia, todos prohíben tal alianza! Y aun así ella no podía decirme que el rumor era falso. No tomaba en cuenta de ninguna forma la desgracia que traería al honor de nuestro apellido, o la contaminación que infringiría a la sombra de Pemberley! Cuando pienso en una chica tan ignorante en Pemberley! Pero claro que es imposible. Tú y Anne están hechos el uno para el otro. Descienden de la misma línea noble. Sus fortunas son espléndidas. Y aun así esta chica presuntuosa, sin familia, conexiones o fortuna, no podía asegurarme que nunca se casaría contigo.

Mis esperanzas se dispararon. ¡No estaba totalmente en contra mía! Si hubiera sido así, se lo hubiera dicho a mi tía. Entonces habia aun una oportunidad para mi.

-¿Bueno?- Demando Lady Catherine.
-Mamá - empezó Anne tímidamente.
-Guarda silencio, Anne.--ordenó mi tía. -Dime, Darcy
-¿Si?-pregunté.
-¿Me asegurarás que tú nunca le pedirás a esta mujer el ser tu esposa?.
-No tía, no lo haré.

Me miró furiosa.
-¿Entonces están comprometidos?
-No tía, no lo estamos.
-Ah, eso pensé. No podías estar tan perdido en lo que es correcto y propio y de cualquier sentido común.

-Pero si ella me acepta, deseo hacerla mi esposa.

Su silencio fue horrible, y fue seguido por un torrente de palabras. -Ni siquiera pienses que serás bienvenido a Rosings si te casas con esa pretensiosa mujer. No traerás tal vergüenza y degradación a mi propia casa, aun si eres capaz de traerla con tu propia persona. Tu santa madre estaría perpleja al descubrir que esa mujer es su sucesora en Pemberley.

-Mi madre estará orgullosa de que haya elegido tan bien.
-Debes de tener una fiebre. Es la única explicación,- dijo. -Si te casas con esa muchacha serás desterrado de tu familia y amigos. Ellos no te visitarán, ni te invitaran a visitarlos en respuesta. Serás condenado al ostracismo, marginado. Te daré una semana para que vuelvas a tus cabales. Si no escucho de ti de ahora a entonces, diciendo que has estado totalmente equivocado en este absurdo plan, y si no me ruegas por mi indulgencia, entonces ya no seré tía vuestra.

Le di una fría reverencia y ella salió de la habitación.
-Lo siento- le dije a ella. -Nunca supe que tomabas nuestro compromiso como algo asentado hasta que mi primo me hablo de ello, pues si no, me hubiera asegurado de que supieras que no me veo como prometido tuyo.

-No hay ninguna necesidad de que te disculpes. No quería casarme contigo- dijo. Ella sonrió, y fui tomado por sorpresa. No había ninguna timidez en su sonrisa, y mientras caminaba hacia mí, ella se veía confiada y segura.

-¿Soy acaso tan terrible?- Pregunté.
-No, eso no. Como una amiga y una prima te quiero en verdad y me gustas, siempre y cuando el clima sea bueno, y no te veas forzado a quedarte en casa, pero no te amo, y la idea de casarme contigo me hacia miserable. Me alegra que vayas a casarte con Elizabeth. Ella está enamorada de ti, Ella te sacará de tu rigidez, y seremos todos amigos.

-¿Ella está enamorada de mi? Me gustaría poder estar tan seguro
-Una mujer enamorada reconoce a otra- dijo. Volvió a sonreír y después siguió a Lady Catherine fuera de la habitación.

El diario de Mr. Darcy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora