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Martes 14 de Octubre

Elizabeth está deleitada con la carta de Georgiana, la cual llegó esta mañana. Estaba bien escrita, y en cuatro páginas expresaba el placer que sentía Georgiana de tener una hermana. Menos bienvenida fue la carta de Lady Catherine.

Fitzwilliam,

No te nombro sobrino, pues ya no eres sobrino mio. Estoy sorprendida y ofendida de que pudieras inclinarte a ofrecer tu mano a una persona de tan bajo rango. Es una mancha en el honor y crédito del apellido Darcy. Ella no te traerá más que degradación y pena, y reducirá tu hogar a un lugar de impertinencia y vulgaridad. Sus hijos serán salvajes e indisciplinados . Sus hijas se escaparán y sus hijos se convertirán en abogados . Nunca serás recibido por ninguno de tus conocidos. Serás desgraciado en los ojos del mundo, y te convertirás en una figura de desprecio. Te arrepentirás de este día. Recordarás que te advertí de las consecuencias de tan desastroso acto, pero para entonces será muy tarde. No terminaré esta carta deseándote felicidad, pues ninguna felicidad puede seguir tan desastrosa unión.

Lady Catherine de Bourgh.

Lady Catherine de Bourgh

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Miércoles 15 de Octubre

Cene con Elizabeth esta tarde, y me sorprendió el encontrar un grupo grande, consistente del señor Philips, Sir William Lucas y el señor y señora Collins. La visita inesperada de los Collinse fue pronto explicada. Lady Catherine había estada últimamente tan enfadada por nuestro compromiso que pensaron más sabio el irse de Kent por un tiempo y retirarse a Lucas Lodge.

Elizabeth y Charlote tenían mucho que discutir, y mientras las dos hablaban después de la cena, me vi consignada a las gratificaciones de Mr Collins.

-Estaba deleitado al saber que usted le había ofrecido su mano a mi querida prima, y que ella, en su sabiduría femenina y agraciada, lo había aceptado - Dijo, radiante. - Ahora comprendo la razón por la cual ella no podía aceptar la propuesta que yo tan imprudentemente le había hecho el otoño pasado, cuando yo no conocía nada de los presentes felices acontecimientos. Pensé en esos momentos que era extraño que una joven tan amable rechazará la nada excepcional mano de una estimable caballero, particularmente uno que poseía una viviendo tan ventajosa, y quien, si me permite mencionarlo, tenia las virtudes de su profesión que ofrecerle así como las virtudes de su persona. Su negativa parecía inexplicable para mi en su momento, pero ahora entiendo completamente. Mi querida prima había ya perdido su corazón por alguien quien, si me permite mencionarlo, es por virtud de su posición, mucho más digno incluso que un párroco, pues el tiene el destino del mismo en sus manos.

Vi a Elizabeth mirar satíricamente hacia mí, pero soporte su conversación con compostura.

Puedo incluso, con el tiempo, empezar a entretenerme con ella. -Admirablemente expresado - dijo Sir William Lucas, mientras se nos unía. Me hizo una reverencia, y después a Mr Collins, y a mi nuevamente. -Solo ese valor podría resignarnos al hecho de que usted se estará llevando la joya más brillante del estado cuando se lleve a Elizabeth a Derbyshire,- continuó con otra reverencia. -Espero que todos nos encontremos frecuentemente, ya sea en Longbourn o en St James's.

Afortunadamente nos retiramos a cenar, y aunque me había librado de la compañía de Mr Collins y Sir William, me encontré sentado al lado de la señora Philips. Ella parecía muy sorprendida como para decir mucho, pero cuando hablo, fue todo muy vulgar.

-¿Entonces, Mr Darcy, es cierto que usted tiene diez mil libras al año?- ella preguntó. La miré inquisitivamente.

-Estoy seguro de que debe ser así, pues lo he oido decir en todas partes. ¿Y es Pemberley más grande que Rosings?- Cuando no respondí, ella volvió a hacer la pregunta.
-Lo es- dije.

-¿Y cuánto vale la chimenea? Mr Collins estaba contando que la chimenea en Rosings había costado ochocientas libras. Supongo que la chimenea en Pemberley debió costar alrededor de mil libras. Mi hermana y yo hablamos sobre ello el otro día.

-Téngalo por seguro- dije.
-debió de haber sido más de mil libras.Es algo muy bueno que Lizzy no se casará con Mr Collins, después de todo, aunque mi hermana estaba muy disgustada con ella en su tiempo, ¿pero que es Mr Collins enfrente a Mr Darcy? Incluso Lady Lucas concuerda que él no es nada. Diez mil libras por año. Los vestidos, los carruajes que ella tendrá.

Soporté sus comentarios lo mejor que pude, y esperé con ansias el día en el que tendría a Elizabeth conmigo en Pemberley, libre de todas sus relaciones.


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