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Martes 8 de julio

Regrese a Pemberley hoy, ya que quería darle a la señora Reynolds la noticia de mi próxima visita, y dejarle saber cuántos invitados estaría trayendo. Podría haberle escrito, pero nuestra conversación de anoche me llenó de ganas de volver a ver mi casa. Mientras volvía por el pabellón y cabalgaba por el parque, no pude evitar pensar: "Aquí pude haber traído a Elizabeth". Cabalgué por el bosque, siguiendo el sendero que subía hasta la cima. Detuve a mi caballo y dejé que mi mirada se posara sobre la casa de Pemberley, a lo lejos del valle. Mi mirada recorrió toda la casa, sus piedras suaves brillando a la luz del sol; la corriente del arroyo frente a ellas; y las montañas boscosas por detrás.

De todo esto Elizabeth pudo haber sido dueña. Pero ella había rechazado mi mano. No había permitido que ninguna consideración de posición o riqueza la influenciara, y la honro por eso. No conozco a ninguna otra mujer que hubiese actuado de esa manera. Senti de nuevo toda la pena y la miseria de haberla perdido.

Continué, bajando la colina y cruzando el puente antes de llegar a la puerta. Mientras desmontaba, y me detenía frente a la casa, me di cuenta de cuánto la hubiera valorado como mi esposa; como su viveza de espíritu hubiera suavizado el mío, y su falta de orgullo impropio hubiera moderado el mío. Fui adentro. Encontré la casa bien cuidada, y la señora Reynolds estaba complacida de saber que estaría visitando el lugar con un grupo de amigos en Agosto.

-Será bueno ver a la señorita Georgiana de nuevo, Señor.
-Ella está ansiosa por estar aquí. Extraña Pemberley.

Si Elizabeth hubiera aceptado mi mano, Georgiana estaría viviendo aquí de nuevo, no sola, sino con su familia. Ella y Elizabeth hubieran sido hermanas... pero no debo torturarme. Fuí a cabalgar por la finca con Jonhnson, y vi las reparaciones que le había encargado. Él rinde bien a la propiedad, y estoy complacido de tenerlo.

Cuando regresé a la casa, la señora Reynolds había hecho un plan para la disposición de las habitaciones, dejándoles a Bingley y a sus hermanas sus sitios usuales. Ellos se quedarán conmigo cuando regrese. También había hecho una selección de menús. Le di mi aprobación, y pasé la tarde discutiendo con ella algunos cambios que me gustaría ver en el ala este, antes de retirarme a la cama.

 Le di mi aprobación, y pasé la tarde discutiendo con ella algunos cambios que me gustaría ver en el ala este, antes de retirarme a la cama

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Viernes 18 de julio

Regresé a la ciudad, y pienso terminar todos mis negocios antes de pasar el resto del verano en Pemberley.

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