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Viernes 10 de Octubre.

Elizabeth me ha preguntado cómo me había enamorado de ella.

-¿Cómo pudo haberse iniciado?- preguntó -puedo entender como fue avanzando encantadoramente una vez comenzado; pero ¿Qué pudo haberte inclinado hacia ello?- Lo pensé. ¿Qué pudo haber sido lo que me llevo a enamorarme de ella? ¿Fue cuando me miro satiricamente en la asamblea? ¿O cuando habia caminado sobre el lodo para ver a Jane? ¿O cuando se negó a alagarme, al no decirme cuán bien escribía? ¿O cuando se había negado a tratar de atraer mi atención?

-No puedo decidir la hora, o el momento, o la mirada, o las palabras que cimentaron la base. Fue hace mucho. Estaba en la mitad del camino, antes de darme cuenta que había comenzado.

Ella me molesto, diciendo que había resistido su belleza, y por lo tanto debía haberme enamorado de su impertinencia.

-Es seguro, que usted no conocía nada bueno sobre mi- pero nadie piensa en eso cuando está enamorado.

-¿Acaso no había bondad en su comportamiento afectuoso hacia Jane, mientras ella estaba enferma en Netherfield?.

-¡Mi querida Jane! ¿Quién podría haber hecho menos por ella? Pero vuelve mi comportamiento una virtud sin falta. Mis cualidades están bajo su protección, y podrás exagerarlos tanto como sea posible.

-No te ofendes fácilmente. No pudo haber sido fácil para usted estar en Netherfield - no fuiste muy bien recibida - y aún sí estaba divertida, más que cualquier cosa por nuestra rudeza.

-Me gusta reir-admitió.

-Y usted le es leal a sus amigos. Me reprendió por mis comportamiento con Wickham

-¡No hable de él!- me suplicó. -Apenas y puedo soportar él pensar en ello.

-Pero yo si puedo. Él es un individuo detestable, pero no lo sabía en ese momento, y lo defendió. No hay muchas mujeres que defenderían a un podre amigo contra un rico y codiciable soltero.

-Sin importar que tan indigno sea el amigo- dijo tristemente.

-Y no temió el cambiar de opinión una vez que supo la verdad. No se aferró a sus prejuicios, tanto de Wickham como míos. Usted admitió la justicia de lo que dije.

-Si, acepte que un hombre que no le da una vivienda a un derrochador no es un bruto. ¡Ese es un signo de gran bondad, en verdad!.

-Ayudó con todo lo que estaba en su poder para ayudar a Lydia, a pesar de que sabía que ella era salvaje y descuidada- remarqué.

-Ella es mi hermana. Difícilmente podría abandonarla a su suerte con un truhán.- Replicó.

-Pero tengo el permiso de exagerar sus cualidades- le recordé -Usted misma lo dijo- Ella se rió.

-Pobre Lydia. Pensé que ella había arruinado la posibilidad de mi felicidad con usted para siempre. No podía imaginar cómo podría usted desear estar conectado con una familia en la que una de las hermanas se había fugado, especialmente por ser su mayor enemigo con quien se había escapado.

-Nunca pensé en eso. Usted me había enseñado para entonces que tales cosas no importan.

-Le he enseñado más cosas de las que había notado, entonces. Cuando vino usted a Longbourn, después de la boda de Lydia

-Si?.

-Hablo tan poco. Pensé que yo ya no le interesaba.

-Puesto que usted estaba seria y callada, y no me daba ningún aliciente.

-Estaba apenada- ella dijo.

-Y yo también.

-Digame, ¿Por qué regresó a Netherfield? ¿Era simplemente para poder cabalgar a Longbourn y estar avergonzado? ¿O planeaba algo con más consecuencia?.

-Mi verdadero propósito era el verla, y juzgar, si podía, si acaso podría tener esperanzas en enamorarla. Lo que declaraba, o lo que me declaraba a mí mismo, era que venía ver si su hermana estaba aún interesa en Bingley, y si lo estaba, confesarle a Bingley mis intervenciones
en ese asunto.

-¿Tendrá alguna vez el valor para anunciarle a Lady Catherine lo que le espera?.

-Creo que necesitó más tiempo que valor, Elizabeth. Pero debe de hacerse, y si me proporciona una hoja de papel, lo haré ahora mismo.

Mientras yo escribía mi carta para Lady Catherine, Elizabeth escribió una carta a su tía y tio en Gracechurch Street. La suya era mucho más fácil que la mía, puesto que proporcionaría placer, mientras que la mío daría angustias. Pero debía realizarse.

Lady Catherine, estoy seguro de que deseara desearme felicidad. Le he pedido a Miss Elizabeth Bennet su mano en matrimonio, y ella me ha hecho el gran honor de concedermela.

Su sobrino, Fitzwilliam Darcy.

Y ahora escribiré una más placentera, me dije. Tomé otra hoja de papel y le escribí a Georgiana.

Mi querida hermana, sé que estarás encantada de escuchar que Elizabeth y yo nos casaremos. Te lo contaré todo cuando te vuelva a ver.

Tu amoroso hermano, Fitzwilliam

Era corta, pero no tenía tiempo para más. La releí, la sellé y dirigí el sobre.

-¿Le importaría tener otra hermana?- le pregunté a Elizabeth.

-De ninguna manera. Lo espero con ansias. ¿Vivirá con nosotros en Pemberley?

-¿Si no tiene usted ninguna objeción?

-Ninguna.

-Ella podrá aprender mucho de usted.

-Y yo de ella. Podrá contarme todo lo referente a las tradiciones en Pemberley.

-Puedes alterar cualquier cosa que no te agrade.

-No, no alteraré nada. Mi tía y yo estamos de acuerdo en esto. Pemberley es perfecto tal y como es.

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