La fiesta más aburrida, la rebeldía de no saber quedarse quieto, la actitud más estricta de sus padres.
Eso es lo que llevó a un joven a tener la mejor follada de su vida arrinconado en un sucio y oscuro callejón.
Pero lo peor de ello no es que no s...
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⦖𝕁𝕚𝕞𝕚𝕟≼
Esto parece una maldita pesadilla, un mal sueño del que no soy capaz de poder despertar.
De lo único que estoy seguro es que hay una mujer obsesionada con Jungkook, culpándome a mi porque Jungkook no está con ella.
Pienso que es Sana, es mi sospechosa número uno, pero el odio que siento hacia Jenny también hace que la meta en esa lista.
¿Habrán más mujeres?
—¿Sigues pensando que es una broma? —consigo preguntarle lo cual hace fijarme en la expresión de su cara, triste, agobiado, nervioso.
—Quisiera creerlo —contesta —No quiero que te sientas amenazado por nadie.
—Pero Jungkook —este niega con la cabeza y se dirige al baño sin mediar palabra.
Me quedo de pie en medio de la habitación, vuelvo a mirar la carta y hago con ella una pelota de papel y la tiró la lanzó lejos de mi vista. Sé en carne propia lo jodida que es la mente humana, así que debería entender a la remitente de esas cartas pero me es imposible, de solo pensar que puedan hacerle algún daño a Jungkook hace que me llene de frustración, impotencia, ira y eso solo hace que mi sangre hierva.
Necesito pensar con claridad, poner mis pensamientos en orden, tengo que hablar con él y que me explique qué es lo que realmente está pasando, sé que él sabe más de lo que dice y como siempre prefiere quedarse callado. Voy en dirección hacia el baño donde hace un momento él entró y golpeó la puerta.
—Jungkook, abreme por favor —le suplico— No estoy dispuesto a hablar con una puerta así que ábreme —no consigo respuesta alguna— Bueno lo que tú quieras, si prefieres esconderte tú mismo lo respeto pero que sepas que para mí eso se llama cobardía.
Me giro y me dirijo al dormitorio, no sé si estoy más enfadado que asustado o viceversa. Odio que se calle, que guarde silencio, odio que me oculte las cosas, odio no poder ayudarlo porque solo me hace sentir que soy tan poca cosa y que no soy capaz de enfrentar lo que está pasando.
—¡Maldita sea! —le grito a la nada.
Vuelvo a ir hacia el baño donde esta Jungkook pero esta vez con más determinación.
—¡Jungkook! —vuelvo a golpear la puerta— Abreme la maldita o atente a las consecuencias —sigue sin abrir en un arrebato más típico a un niño que a un hombre de 40 años— ¡Me largo! ¡Y ten por seguro que no volverás a verme en tu vida!
Escucho como el pomo gira, se abre la puerta y detrás de ella veo a un Jungkook con los ojos hinchados por tanto llorar.
—Se acabaron los secretos —sentenció— Si no estás dispuesto a decirme toda la verdad, ya no estoy dispuesto a seguir con lo nuestro, prefiero largarme y desaparecer de tu vida.