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Auradon, el lugar de las oportunidades. La Isla de los Perdidos, lugar donde habitan los desterrados debido a sus crueles acciones.
La heredera de Agrabah, comienza una historia de amor con quién debería ser su más grande enem...
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A la mañana siguiente, Aisha se había levantado levemente tarde, exactamente una 40 mins tarde. Su rutina no ayudaba mucho, a pesar de que su día empezaba una hora y media antes del horario escolar, se demoró.
Debido a eso, no se encontró con Audrey al salir de su habitación, y la necesitaba porque irían juntas a una prueba de sus vestidos para la coronación.
Estaba caminando en uno de los pasillos cuando la divisó hablando con Ben. Aceleró un poco el paso, prefería estar casi corriendo en tacones a gritar en medio de todo mundo cuando claramente ese no era el lugar para eso.
Todo iba bien hasta que chocó fuertemente con algo. Agarró lo que tenía enfrente para evitar caer al suelo, dándose cuenta con quién había chocado. En un abrir y cerrar de ojos, Jay la tenía agarrada por la cintura y la espalda alta al estilo "princesa", la distancia que tenía alejada del suelo era de un brazo suyo y algo más.
El chico la levantó y quedando cerca de su rostro, la diferencia de estatura solo era de algunos tres céntimos, aunque sus tacones medían siete. Aisha se alejó nerviosa, pero la mano del chico no la dejó irse tan lejos.
—Creo que ahora sí estamos cerca— comentó disimulando sus nervios. Jay la estaba poniendo nerviosa, por alguna razón.
—Se puede más...— ladeó la cabeza— pero no por ahora— la soltó, mirándola con picardía.
La morena bajó su vista, ocultando el pequeño tono cereza que tomaban sus mejillas. Agradeció que su amiga la salvara, aunque no fuera con esa intención. —Aisha, aquí estás. Vamos, llegaremos tarde.
Jay observó como la mencionada se iba sin decir más nada, la vio cruzar unas palabras con Ben, y marcharse junto a su amiguita.
—Ay hola— se terminó de acercar a la baranda, donde había un grupo de chicas a las que Mal le había arreglado el cabello anteriormente. Las chicas se acercaron entre risas—¿Irán al juego de Turney hoy?— preguntó recibiendo afirmaciones— fíjense en el número ocho, anotaré el gol ganador.— una de las muchachas tocó su mano, aunque esto solo hizo que recordara lo que pasó con su... con la princesa de Agrabah. No se sentía igual.
—Hola Benny-boo— escuchó la voz de Mal con un tonito sutilmente molesto.
—Hola— saludó el futuro rey, acercándose a su amiga.
—Am.. hoy preparé galletas, con muchas chispas— le enseñó la bolsita transparente con la galleta en su interior.
—Ah no.. hay un juego importante y nunca como antes— se lamentó Ben.— pero gracias, muchas gracias, gracias otro día-
