Cap. 01. Gatito

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Nuestra princesa paseaba por el pueblo de Auradon de la mano junto a Jay. La chica quería que el adolescente conociera algo nuevo en el Reino. Decidió llevarlo al pueblo, para que conociera la gente. La primera parada fue una tienda de videojuegos. El castaño parecía un niño pequeño en el lugar, se acercó a un estante, y tomó el juego: ¨Mass Effect: Andromeda¨.

—¿Te gusta?— le preguntó la morena, colocando su cabeza sobre el hombro desde atrás.

—Si— sonrío el. —Pero no tengo con qué pagarlo.

—¿Creíste que yo vendría sin nada?—El se voltea a verla, mientras que la adolescente golpea dos veces su cartera.

—No te molestes— negó el.

—Por favor, hoy me encargo yo de nuestra cita, yo pagaré— aclaró segura.
—Te lo pagaré— la apunto con los ojos entrecerrados.

—Con un beso— contestó la princesa, sonriendo inocente. Su novio se acercó a ella negando con la cabeza divertido, y la beso rápidamente. —La mejor paga— la chica movió sus pestañas y actuó embobada.

Jay pasó sus manos por el rostro de la chica, interrumpiendo su acción, causando su propia risa.

—¿Quieres algo más, o vamos a pagar?—le cuestionó su novia.

—No, así está bien.
Ambos adolescentes se acercaron al mostrador, colocando el juego sobre esta.

—¿Solo eso?— ambos asintieron. —Son cuarenta y cuatro con noventa y siete euros.
Jay disimuló una mueca y Aisha asintió, sacando de su cartera la cantidad exacta. Al concluir, le pasó el videojuego al chico de la isla y salieron de ahí.

—¿A dónde vamos ahora?.

—A comer un helado— sonrió ella, señalando con la cabeza. Jay pidió una paleta de chocolate y la chica una de menta. Se sentaron en una banca, cerca de una fuente.

—Es muy lindo aquí.

—Si, lo es. —ella lo observó disfrutar el helado, pero su atención se desvió cuando escuchó a un gatito maullar. Era pequeño, de color naranja y con franjas en un tono más oscuro. Le recordaba a los tigres de Agrabah. —Míralo, es muy lindo.

Ella se acercó tomando al animalito en sus brazos, este se recostó rápidamente en su pecho. Su novio la miró enternecida.

—¿Tendrá dueño?— se acercó él acariciando la cabeza del felino.

—Parece que no— le respondió.

—¿nos lo quedamos?.

Jay la miró incrédulo. —No vas a rodear al gatito de perros, ¡se lo comerán!.

PRINCESS OF AGRABAH| Jay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora