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Auradon, el lugar de las oportunidades. La Isla de los Perdidos, lugar donde habitan los desterrados debido a sus crueles acciones.
La heredera de Agrabah, comienza una historia de amor con quién debería ser su más grande enem...
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Jay no podía creer que finalmente estaba frente a su hermana, o frente a su enemiga, como decía su madre, quien no soportaba la idea de que su esposo no fuera solo suyo. Ella y Gothel no se soportaban, ambas eran muy vanidosas y se peleaban por quien era más bella que la otra.
Una pelea estúpida a opinión del castaño.
Jafar no era el mejor padre, nunca superó que después de haber obtenido el poder más grande del universo y de haber sido sultán a través de un golpe de estado tenía que vender electrodomésticos y cuidar a dos mocosos revoltosos que eran obra suya.
Y gracias al poco tiempo que Ginny pasaba con su padre, nunca pudo formar un fuerte lazo de hermandad con su medio hermano.
El primogénito de Jafar junto a sus amigos era prácticamente el dueño de la isla, su "pandilla", siempre peleaba con los piratas de Uma, pero la pelinegra no formaba parte de ninguno de esos grupos. Ella solo tenía a Red, y siempre fue así. A medida de que crecían ambas se volvieron tan malas como sus oponentes, ganando su propio territorio.
Todo empeoró cuando Jay se fue a Auradon y se olvidó completamente de ella, creando un gran resentimiento.
Aisha no lo sabía, pero ya era odiada por alguien que no saldría de su vida en mucho tiempo.
—Ginny— saludó Jay un poco rígido— ¿Cómo estás?
—¿Desde cuándo te importa?
—Yo..
—Lleva mis cosas al auto y cierra la boca— le ordenó con prepotencia.
Jay y Carlos se voltearon a ver lentamente, el mayor tenía una expresión enojada y el platinado de manera incrédula.
—Y las mías también— exigió Red con una sonrisa— Se dice.. ¿por favor?— preguntó con ironía— sí, pero ya sabes— le dijo a Carlos, y fue tras su amiga.
—Sabías que sería difícil— le recordó el hijo de Cruella.
—Sí, pero no molesto— se quejó rodando los ojos. Ambos chicos entraron a la limosina. Jay manejaba, la ventanilla estaba abierta, así podía escuchar o conversar con el resto de los presentes. Se esperaba que cada uno se sentara o platicara con los hijos de villanos que habían traído, pero Ginny no quería saber nada de Jay.
Evie parloteaba con la pequeña Dizzie, las dos estaban emocionadas por la nueva vida que tendrían juntas en Auradon.
—¿Pueden callarse?— preguntó la hija de Gothel con molestia— me duelen los oídos.
—Si sigues con esa actitud no llegarás a ningún lado, y te devolverán a la isla— le amenazó Celia, quien estaba sentada junto al rey de Auradon.
