Cap. 10. Casi un felices para siempre..

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Todos los presentes estaban amontonados sobre la baranda, deseando ver a Uma bajo el agua. Un remolino gigante empezó a formarse, y luces doradas se veían dentro de este. Se elevó más alto que el barco, y luego este se deshizo, empapando a todos dentro del yate, y dejando a la vista unos enormes tentáculos. Eran de la hija de la bruja del mar.

Era evidente que la villana había crecido bastante, y se burlaba de lo que había hecho.

—Un beso de amor no va a detener esto— sonrió con malicia mirando a Mal y a Ben, quienes tenían la boca abierta por la sorpresa, al igual que todos sus amigos. —¡Todo el mundo conocerá mi nombre!— con uno de sus tentáculos azotó la mitad del barandal, espantando a los que estaban parados de ese lado, como a Ben, Carlos, Jay, Aisha y los antiguos reyes de Auradon.

Volvió a hacerlo, pero esta vez arrojó agua también.

Mal se cansó de esto, su furia pudo más que ella, tuvo que apartarse del resto, su nariz hiperventilaba con fuerza, y sus ojos se tornaron de un verde brillante, así como le pasaba a Maléfica.

—¿Mal?— preguntó Ben, al ver como su novia era envuelta en un humo morado. Mal desapareció, y en su lugar apareció un enorme dragón del mismo color.

—No puede ser— susurró Audrey con los ojos abiertos, y agarró fuertemente.

Mal, en su nueva forma, lanzó una ráfaga de fuego hacia Uma, pero está la esquivó, y atacó con uno de sus tentáculos a la hija de Maléfica, quien volaba sobre el yate, y volvió a lanzar una bola de fuego hacia su contrincante. A esta no le quedó de otra más que sumergirse en el agua, sino se hubiera quemado.

Uma provocó que el barco se desestabilizara, y que sus habitantes fueran de un lado hacia el otro intentando no perder el equilibrio.

—No, no, ¡No!— gritó. Se había cansado de esta situación, y estaba preocupado por su novia y soltó un grito de desesperación que parecía un rugido.

—Parece que el hechizo de Adam aún tiene secuelas— comentó Chad haciendo reír a las princesas.

Ben se acercó hacia Carlos y le dio su corona, y Jay le ayudó a quitarse su saco.

—Espera, Ben, ¡No!— exclamó Doug al ver que se lanzaría al agua, pero no pudo evitarlo.

—¡Ben!— gritó Jay.

—¡Ben!— Evie miró preocupada el mar.

—¡Ben!— exclamó Aisha.

—¿Se volvió loco?— preguntó Zaid acercándose a la baranda junto al resto.

PRINCESS OF AGRABAH| Jay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora