•⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰✾⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰•
Auradon, el lugar de las oportunidades. La Isla de los Perdidos, lugar donde habitan los desterrados debido a sus crueles acciones.
La heredera de Agrabah, comienza una historia de amor con quién debería ser su más grande enem...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
•⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰✾⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰•
Los Vk's recorrían los pasillos del castillo. Chico iba a la casa, olfateando el piso, y Assim descansaba en los brazos de su "padre", según las palabras de Aisha.
—¡Ben!— gritaba Mal, esperando que respondiera.
—Ja, ja ¡por aquí!— aseguró el perro.
La peli morada suspiró— Podría estar dormido en cualquier parte. ¡Ben!
—Tengo su olor, una colonia fuerte, fácil de rastrear. ¡Síganme todos!
—Genial, chico— lo aduló Gil.
—Además soy muy cariñoso.
El hijo de Gastón tenía una sonrisa boba en su rostro.
—¿De verdad? Nunca he tenido una mascota, excepto por la cabeza de ciervo en el cuarto de papá pero-
—Wow, miren eso— Red se acercó al canino, y señaló detrás de él— miren las cortinas. Están completamente rasgadas.
—¿Un diseño francés?— quiso bromear Ginny.
—¿Y qué es esto?— la de pelo turquesa señaló unos rasguños que habían en la pared, estos estaban cerca de un cuadro partido a la mitad.
—Ehh— se acercó Carlos— ¿quizás esto estaba así?— se volteó hacia Mal, nervioso. Está solo exhaló cansada.
—Bien, síganme— le restó importancia el perro. Y dobló en una esquina.
—¡Ben! ¡Ben!
Los chicos se adentraron a un salón. Las habilidades de olfato del can los había llevado hasta allí.
—Quédate aquí ¿de acuerdo?—Evie le dijo a Celia.
Harry silbó, apreciando una armadura— Se que me observas— murmuró. Sabía que Jay estaba detrás suyo.
—Bien— gruñó el castaño.
—Así que ¿rastreas, abrazas y hablas?— le dijo Hil a Chico. Estaba encantando con él— Ey, ¿crees que podrán hablar también sus cachorritos?— se dirigió al platinado.
—Eh, escucha amigo. Tiene dueño— sonrió—si quieres uno, adopta.
Chicó rió— Cachorros que hablen— se burló. —Que locura.
—Ven aquí— le dijo Celia.
—Uhh, que buena onda.
Evie se había parado sobre una tarima redonda de madera, Mal y Una estaban a sus lados abajo.