Cap. 14. Colorín colorado..

5.2K 498 3
                                    



⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰✾⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰

•⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰✾⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰•

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰✾⊱∽∽∽∽∽∽∽⊰

—¡Sorpresa!. —vociferó Maléfica, sonriéndole al Hada Madrina. Adam se había acercado a los presentes y Bella hacia su hijo, abrazando su brazo.

—No puede ser, no te quiero aquí madre. —murmuró aún con la varita en las manos.

La bruja rió. —Que graciosa. —siguió riendo. —Es muy graciosa. Ahora, dame la varita. Rápido.

La Reina Leah, Aurora y Audrey estaban pálidas. Aladdin colocó a su hija tras él, y la princesa agarró la mano de su madre. A ella sí que le tenía miedo.

—¡No!— exclamó Ben. Y Mal le lanzó la varita al Hada Madrina.

—Bibidi babidi-

—¡Buh!— realizó una mueca Maléfica, alzando su cetro. Y todos los que se hallaban en el lugar quedaron paralizados, como estatuas. Todo en la mente de la princesa de Agrabah quedo en negro. La bruja mala rió, acercándose al antiguo Rey de Auradon— Ay, en otros tiempos, en otros tiempos.. —sonrió mordiendo los lentes del hombre los cuales le había arrebatado, se acercó al Hada Madrina tarareando una canción. Y tomó la varita, soltando una malévola carcajada. —Oh, alguien debe cortarse el vello de la nariz. ¿Por dónde empezaré? lo tengo. Por qué no empezamos deshaciéndonos de esto. —saco el anillo que le había dado el Rey a su hija y lo insertó en la varita. ¡Perfecto, ¿verdad?!.

<<Oh perdóname, perdon— pasó por debajo de una de las manos del hada, chocando con sus cuernos. —¡Los cuernos, los cuernos!. Aww, ¿por qué se enamoran?, es ridículo— desacomodo la corona de Ben y volteó su cara. —No es lo que tu quieres.

—Tu no sabes lo que quiero. Mamá, ¿alguna vez me preguntaste a mí que era lo que quería?. Somos distintas.

—Es evidente. —aceptó su madre. —He tenido años, años, años, años y años de práctica malévola. Ya lo lograrás.

—¡No! no quiero hacerlo—negó la pelimorada.  —Y desearía que tú jamás hubieras logrado ser tan mala. —sollozó. —El amor no es débil ni ridículo, en realidad es algo asombroso. —sonrió.

—Yo sé una cosa jovencita, ¡no debe haber lugar para el amor en tu vida!. —la apuntó con la varita.

Su hija la miró ofendida. —Te ordeno, te mando, varita a mi mano. —recitó, y la varita haciendo su magia, escapó de las manos de Maléfica para caer en las suyas.

—¡Se la quité!— habló Mal con sorpresa.

—Yo creo que no— la furia se apodero del cuerpo de Maléfica. —Esto ya es tedioso e inmaduro, ¡la varita, dame la varita!.

PRINCESS OF AGRABAH| Jay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora