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Auradon, el lugar de las oportunidades. La Isla de los Perdidos, lugar donde habitan los desterrados debido a sus crueles acciones.
La heredera de Agrabah, comienza una historia de amor con quién debería ser su más grande enem...
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—Claramente no es algo de lo que alardear— murmuró Jay.
—¿Te avergüenzas de tu madre?— frunció el entrecejo la morena. A pesar de que la mujer no era una heroína, no le agradaría una actitud así en su pareja.
—No, por supuesto que no, yo amo a mi madre— aseguró el chico sabiendo las intenciones de la princesa. —Es solo que ya causaba temor al mencionar a mi padre, añadir el nombre de ella sería agravar la situación.
—Entiendo— Aisha miró a otro lado dubitativa.
Jay ladeó la cabeza, observándola. Se acercó cuidadosamente a ella, y colocó sus brazos en su cintura, ella evitó hacer una sonrisa.
—Aisha— canturreó débilmente.
—¿Sí?— lo volteó a ver, en su mirada reflejaba que sabía de sus segundas intenciones.
—¿Me perdonas?
—¿Debería?— levantó una ceja.
—Obvio que sí. Sé que la actitud de mi hermana no fue la mejor pero, entiendo por qué lo hizo.
—Dime su razón.
—Está resentida conmigo, porque desde que vine aquí me olvidé de todo lo que dejé atrás. Incluyéndola— y a sus padres— Nunca fui cercano a ella, o la traté con la delicadeza que te trato a ti.
—Está celosa— afirmó la hija de Aladdin, suspirando.
La chica posó su cabeza sobre el hombro de su pareja. Ahora tenía que soportar a una cuñada molesta que no sabía que existía.
—Prometo que hablaré con ella— le susurró Jay a su novia, y besó su cabeza.
—Bien— se separó la de ojos marrones con una sonrisa— ahora ya podemos ser nosotros.
Jay no evitó sonreírle con amor— ¿Algo más que deseé saber, princesa? Estoy aquí para servirle— el joven hizo una reverencia ostentosa.
—Bueno, ya que insistes.. ¿Qué tan bien te llevas con su madre?
—¿Con Gothel?— antes de que el Vk 's respondiera, una voz los interrumpió.
—Ni se te ocurra hablar de mi madre, Jay— cuando la pareja se volteó, vieron a Ginny, con una mirada fulminante dirigida a la princesa. Esta arregló su postura con rigidez, reflejando su incomodidad.
—Ginny— la llamó su hermano.
—¿Ya tan rápido se arreglaron? Eres muy fácil— se dirigió a la chica.