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Auradon, el lugar de las oportunidades. La Isla de los Perdidos, lugar donde habitan los desterrados debido a sus crueles acciones.
La heredera de Agrabah, comienza una historia de amor con quién debería ser su más grande enem...
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Ya había anochecido en Auradon, era hora de dormir, y cuatro personas se encontraban repasando el plan final. Dando los últimos detalles de su objetivo en ese nuevo lugar. Apoderarse de Auradon.
—Ok, todos sabemos como es— decía la pelimorada. —Estaremos en el estrado bajo el jarrón de hechizos, y entraremos desde aquí. —Señalaba unos planos. —Yo estaré en el frente y ustedes estarán arriba en el palco.
—Ok— acepto Evie.
—¿Carlos?.
—Iré por la limosina para romper la barrera y volveré a la isla con la varita.
—Perfecto, Evie.
—¿Si?.
—Usa esto y duerme al conductor. —Mal le pasó un frasco de perfume con un líquido azul dentro. —Si lo rocías quedará inconsciente. —La peliazul aceptó.
El castaño no tenía un rol principal, pero debía suplir a quien lo necesite, probablemente cubrir a Mal. No podía creer que su tiempo se acababa, que finalmente traería el caos a un lugar que le había abierto las puertas con las mejores intenciones.
—Mal, ¿quieres romper el hechizo de Ben?.
—Estuve pensando, que cuando los villanos empiecen a invadir a Auradon, destruyan la ciudad y saquen a todos de sus castillos, encarcelen a los líderes y todo lo que es bueno y hermoso, que Ben siga enamorado de mi seria un tanto.. cruel.
Y a él le atraía esa princesa de ojos chocolate que hace poco rompió su amistad. Se lo negaría a Carlos un millón de veces pero esa chica tenía algo que no tenían las demás. No se resistía a responder los coqueteos, ni actuaba locamente nerviosa, no pudo quitar su mirada sobre ella desde que apostó con él ofreciéndole lo que él quisiera. ¿Y si la quería a ella? Su orgullo no le dejaría admitirlo, pero ella podía ponerlo de rodillas si quisiera. Al lado de su cama, sobre su mesita de noche, estaban las cosas que más le habían gustado de su estadía.
El trofeo, sentir esa adrenalina al jugar y la euforia al ganar y ser el mejor de todos.
Y el collar que él había modificado para ella, ese que tenía la perfecta caligrafía de la morena.
Le gustaba Aisha.
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El dia de la familia por fin había llegado, todos los familiares habían llegado, algunos estaban sentado y otros de pie, expectantes al comienzo del evento, algunos chicos ya estaban reunidos con sus familiares, otros darían la apertura con una presentación, esta daba honor a a la canción que los empleados de la Bestia le habían cantado a Bella, logrando que se sintiera más cómoda en su primera noche en el castillo.
