All for you | TK

10: Blue & Grey

Taehyung sabía que el cielo debía seguir cubierto en oscuridad cuando sus párpados no calaron al ir retomando poco a poco la conciencia, su mente despejándose lentamente de la bruma de sueño que lo mantenía lejano cuando un quejido bajito y demasiado cerca de él lo alarmó. El alfa presionó los párpados cuando el sonido agudo e insistente se tornó un poquito más fuerte, hasta el punto de hacerle descartar al instante la idea de volver a dormir, enderezándose en la cama incluso antes de abrir los ojos.

Lo primero que vio entre la poca luz de la madrugada, fueron unos bracitos regordetes agitándose desde la cuna portátil junto a su cama, haciéndolo terminar de despertar para asomarse a la bebé que no estaba llorando aún, pero que parecía tener toda la intención de hacerlo poco antes de poder verle el rostro.

Uh.

Taehyung sonrió al notar el brillo de la luna reflejado en sus ojitos que solo se abrieron más al notar su presencia. La bebé por otro lado, pataleó desesperada cuando el alfa no se acercó a ella.

—¿Ya te despertaste, bonita? —murmuró con la voz ronca al mirar de reojo hacia el despertador, notando que tan solo faltaban unos minutos para la hora que había programado—. Ni siquiera ha sonado la alarma, pequeña madrugadora.

El alfa se frotó la cara para ajustar su visión borrosa y no pudo evitar sonreír cuando se acercó un poquito más a la bebé, notando cómo esta le extendía sus cortos bracitos en su dirección, en un llamado silencioso para que la cargara.

Que la niña estuviera tan acostumbrada a su presencia y que le tuviera la suficiente confianza como para estar así de tranquila, era una de las ventajas de que Taehyung la visitara tan seguido.

—¿Ya quieres comer? ¿Tan temprano? —le preguntó como si la bebé de poco menos de un año le fuera a contestar más allá de unos bajitos balbuceos risueños. Taehyung solo le dio un pequeño beso en la mejilla cuando esta se acurrucó contra su hombro al cargarla, y optó por mecerla un poquito al estar de pie para evitar que se enojara—. Vamos a apurarnos, que no tardan en venir por ti.

La razón por la que el alfa se encontraba con la pequeña Seungyeon bajo su cuidado, era que Jimin le había llamado el día anterior en la tarde porque él y su esposo debían asistir de emergencia al hospital, por un aparente accidente con un familiar que requería de la presencia de ambos.

Taehyung aún no sabía muchos detalles acerca de la situación, pero el omega le había dicho que no querían que su bebé se enfermara por exponerla al lugar y que también sería un poco inapropiado llegar con una niña tan pequeña que podía llorar en cualquier momento. No querían ser inoportunos.

Fuera cual fuera la situación, Taehyung de todas formas habría aceptado. Seungyeon era prácticamente de su familia.

—Veamos, bonita. ¿Aún tomas leche materna o acaso ya evolucionaste? —preguntó al acercarse al bolso grande que su amigo le había dejado la noche anterior, encontrando por sí mismo la respuesta al sacar un grueso termo metálico—. Supongo que aún no.

Taehyung sostuvo a la niña con un solo brazo y maniobró uno de los biberones vacíos y limpios que Jimin le había preparado, dejándolo abierto sobre la encimera mientras ponía un poco de la leche a calentar sobre la estufa, arrugando la nariz con cierto disgusto al recordar de dónde es que venía.

Era un poco raro.

—Aún no entiendo cómo es que eso puede salir de una persona —murmuró solo para sí mismo, riéndose bajito cuando la bebé apoyada a su costado se separó de él para empezar a morder sus propios dedos—. De seguro a ti ya te están creciendo los dientes, ¿verdad, bonita? Solo espero que no seas como tu papá y no los uses para morderme a mí. Una vez lo hice enojar tanto que me mordió la mano, desde entonces tengo cuidado con cómo le hablo.