22: Still Life

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—¿Tienes una pluma?

Jungkook sonrió solo por escuchar su voz.

—No, ya no tengo plumas porque te presté todas las que tenía —el omega se giró en su silla para encontrarse con el alfa mirando toda su oficina con curiosidad, como si no la hubiera visitado incontables veces antes—. No me regresaste ninguna.

—¿Y por qué no fuiste a mi oficina para que te las devuelva? —preguntó con las cejas alzadas en su camino hasta el escritorio, recargándose el mueble mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

—Porque si voy a tu oficina, pensarás que lo hago con las mismas intenciones con las que viniste a la mía —Jungkook contraatacó al imitar su postura, recargándose en el respaldo de la silla para sonreír divertido—. Solo dime qué quieres.

—¿No puedes creer que en serio necesito una pluma? —el alfa reclamó ofendido, pero Jungkook no reaccionó mas que alzando una ceja. Taehyung mantuvo su postura por un momento, pero no pudo contenerse más y sonrió con los labios cerrados. El omega suspiró—. Quiero que tengamos una cita en mi departamento, esta noche.

—¿Esta noche? —preguntó sorprendido antes de mirar al reloj de su computadora, frunciendo la frente cuando miró de nuevo al alfa que asintió contento—. ¿Y por qué me lo dices desde ahora si solo falta una hora para salir?

—Porque quiero que llames a Minhee y le digas que que avise a Minhyun que pasaremos por él —Taehyung dijo mientras rompía el lazo de sus brazos para sostenerse en el escritorio con ambas manos detrás de él, alzando las cejas al omega que encogió los ojos con suspicacia, pero que no pudo contener el color rosado que pintó sutilmente sus mejillas—. Dile que lleve algo cómodo para dormir, yo puedo prestarte algo si quieres. Mañana no hay escuela ni trabajo, así que veremos películas toda la noche.

Ya habían pasado un par de semanas desde que las cosas habían vuelto a la normalidad, y Jungkook podía decir que todo era incluso mejor antes. Sugerencias como la anterior llegaban cada vez que tenían la oportunidad y no podía creer lo bien que se sentía. Había cosas simples como los problemas en su trabajo que a veces lo frustraba, pero nada de eso se comparaba con toda la felicidad que recibía.

A Jungkook le gustaba no tener que esconderse al salir con el alfa de su interés, le encantaba que pudiera contar con él en todos los aspectos de su vida, y que pudiera expresar lo que sentían en cualquier momento y en cualquier lugar sin la molesta necesidad de contenerse.

Era reconfortante saber que no era el único que lo disfrutaba.

—Dile que regresaremos a casa mañana por la mañana, pero no dejes que se lleve el pijama de carritos o va a darle frío —Jungkook dijo mientras caminaba en el estacionamiento de su trabajo porque se había negado a hacer una llamada en medio de su jornada laboral, había optado por echar de su oficina al alfa que en ese momento lo abrazaba por la espalda, imposibilitando el caminar correctamente—. Gracias, Minhee-ah. Cuando regrese te daré el pago de la semana. Adiós.

El omega cortó la llamada con su vecina y revisó superficialmente sus notificaciones antes de que Taehyung retirara su celular de las manos para guardarlo en el bolsillo delantero de sus pantalones. Jungkook suspiró, pero caminó los pocos pasos que lo separaban del vehículo antes de rendirse y apoyarse contra el cuerpo tibio que reclamaba su atención, ladeando un poco el rostro cuando el alfa se inclinó a olfatearlo para dejar un corto beso detrás de su oreja.

—¿Me dejarás cocinar? —Taehyung se separó de su cuerpo para abrirle la puerta y Jungkook se lo agradeció con un leve apretón en su mano.

—Pensé que por eso habías preferido que cenemos en tu departamento. Eres bastante predecible —lo retó con una sonrisa y se rió dentro del carro cuando Taehyung cerró la puerta para no responder.

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