28: First Love

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Era el último día de su corta estancia en Daegu, pero Jungkook deseaba quedarse un par de días más porque se sentía tan feliz en ese viaje que no quería pensar en el trabajo que tenía que hacer al volver a Seúl. Amaba pasar tiempo con su alfa y su cachorro al margen de sus obligaciones, paseando por la ciudad hasta que el cansancio les dolía en los pies para luego acurrucarse y dormir profundamente juntos.

Su lobo se sentía tranquilo y contento en la casa de los padres de Taehyung, los cuales eran amables con él y con Minhyun, brindándoles un ambiente acogedor como si compartieran una historia de años juntos. Jungkook disfrutaba mucho de ayudar a Joohee en la cocina y se divertía viendo las fotografías de su familia cuando Taehyung no estaba, escuchando anécdotas de el alfa y sus hermanas.

Sentía una felicidad tan profunda que parecía no caber dentro de él, por eso se rio con las mejillas rojas cuando Taehyung le dijo a su madre que cuidara Minhyun por un momento en el parque de diversiones en el que pasaban su última noche. El niño estaba tan emocionado por subir a la noria que no le importó quedarse en la fila con Joohee, asintió con rapidez cuando Jungkook le dijo que volvería pronto y el omega se dejó hacer por el alfa que tomó su mano y se lo llevó lejos de la atracción.

—¿A dónde vamos? —preguntó al ver que Taehyung revisaba una vez más la hora en el reloj de su muñeca, se veía nervioso y avanzaba cada vez más rápido.

—Quiero que veas algo —dijo un poco agitado, sonriendo al ver que Jungkook no paraba de reír mientras las personas que caminaban por el parque los miraban raro.

Después de detenerse unos minutos para que Taehyung revisara el mapa del parque, llegaron a una sección donde un tramo de escaleras ascendía hacia una zona elevada, al subir con un poco de prisa luego de que el alfa volviera a ver la hora, la vista cambió completamente a una atmósfera más relajada, revelando un jardín lleno de flores de vivos colores y árboles con luces que parecían pequeñas estrellas atrapadas en sus ramas. El aire fresco estaba impregnado de un dulce aroma floral, y desde ahí se podía escuchar el risueño murmullo de los niños felices en las atracciones, Taehyung lo llevó hasta uno de los bancos dispuestos bajo los árboles iluminados, disfrutando del ambiente sereno.

—¿Este lugar es lo que querías enseñarme? —Jungkook dijo con la respiración un poco agitada al sentarse junto al alfa, riéndose de la mano sudada de Taehyung apretando la suya mientras calmaba su respiración—. ¿Por qué tenías tanta prisa? No hay nadie por aquí —volvió a reír cuando el alfa levantó la mano para que le dejara respirar—. Fue a ti a quien se te ocurrió empezar a correr.

—Ya sé, pero no podía esperar más para traerte aquí, tenía que hacerlo antes de que fuera tarde —dijo después de soltar una risita, entrelazando sus dedos con los del omega que frunció el ceño confundido y miró alrededor, tratando de entender a qué se refería, sonriendo suavemente por la hermosa imagen del jardín que era dejado de lado debido a los atractivos juegos del parque que se robaban toda la atención. Sin duda el lugar era agradable, pero seguía sin saber por qué tuvieron que apresurarse para llegar y al parecer el mayor lo notó—. Es muy bonito, pero no te traje por eso —al escuchar la suave voz de Taehyung, Jungkook volvió a mirarlo y la cercanía lo dejó sin aliento, dejó de lado sus preguntas y por un instante solo pensó en que el alfa a su lado era mil veces más hermoso que el panorama íntimo que los envolvía, mirándolo con un sutil sonrojo en las mejillas y ese brillo en los ojos que lo tenía embobado.

—¿Entonces? ¿A qué se debe? —preguntó aunque no le preocupaba mucho, le gustaba estar ahí y estaba muy cansado después de haber estado caminando todo el día.

Taehyung carraspeó avergonzado, desvió la mirada hacia abajo.

—Sé que puede parecer una tontería, pero... Cuando era niño, papá nos compraba algodón de azúcar a mis hermanas y a mí y nos traía aquí a descansar después de recorrer todo el parque. Siempre nos sentábamos en esta banca para ver el cielo y hablar, se hizo una práctica habitual y ahora es un recuerdo precioso que siempre guardaré en el corazón, así que quería hacerlo contigo —murmuró mientras veía sus manos unidas—. No es nada del otro mundo, pero tiene un gran significado para mí y quería compartirlo.

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⏰ Última actualización: Nov 10 ⏰

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