🌹27🌹

2.5K 311 50
                                    



🌹🌹🌹🌹



En el día número cuarenta y seis, JungKook había logrado completar la misión... su última misión. Y al parecer con mucho éxito. Pero antes de poder volver a Corea del Sur, tenía que reportarse a la corporación de Canadá y después viajar a Estados Unidos para entregar un informe detallado a la INTERPOL.

Eso le tomó tres días en completa impaciencia de querer volver a Seúl lo más pronto posible. Hasta ese momento, JiMin no sabía nada y NamJoon optó por guardar silencio para que todo fuese una sorpresa.

Como era su costumbre, en cuanto pisó tierras coreanas, lo primero que hizo fue visitar el albergue donde estaba YeonJun quien lo recibió sumamente molesto porque lo había abandonado en ese lugar olvidando todas sus promesas. Pero bastó sólo un poco de tiempo de calidad a su lado para despreocuparlo y volver a recuperar su confianza. Además, le prometió que pronto podrían vivir juntos en una casa linda, pero también le explicó que eso requería de tiempo. JungKook quería darle lo mejor a YeonJun.

Salió corriendo del albergue cuando se dio cuenta que la noche había caído. Sabía perfectamente que sería la presentación de JiMin en Seúl y naturalmente quería estar ahí para él. Y lo logró, porque llegó justo a tiempo para poder verlo bailar en el escenario. Lo estaba disfrutando mucho hasta que hizo su aparición con TaeHyung. Eso provocó que se removieran muchos recuerdos del pasado y sin poder evitarlo se sintió un poco celoso, con la diferencia de que ahora confiaba más en sí mismo y en JiMin. Además, era sólo un baile.

En cuanto las cortinas se cerraron, corrió directo a los camerinos con su corazón acelerándose a cada paso y sintiendo que el camino se hacía cada vez más largo hasta que por fin lo vio; completamente quieto a la mitad del lugar, jugando con sus manitos y mirando hacia abajo. La imagen más tierna que pudo ver en su vida.

—Estuvo espectacular, joven Park— dijo intentando calmar a sus nervios— Usted se ha robado la noche, sin duda... se veía demasiado hermoso, tanto, que me he enamorado nuevamente de usted.

El pequeño cuerpo de JiMin se quedó completamente quieto por unos segundos hasta que por fin pudo girarse lentamente a la voz que lo estaba halagando. Cuando JungKook pudo ver sus hermosos ojos color miel, sintió que ya no necesitaba nada más en la vida, sólo a su JiMin.

—¿J-Jung Kook?

—Hola, mi amor... he vuelto.

Se quedaron atrapados en ese instante donde sus miradas sólo podían percibirse entre sí. No existía nadie más alrededor, sólo ellos dos, en su mundo, en su universo.

JiMin sintió que tenía un deja vú al ver a JungKook ahí parado con ese traje elegante que se ajusta perfectamente a su cuerpo y con el ramo de rosas blancas que sostiene en una mano. La misma escena con casi seis años de diferencia, pero con sentimientos aún más intensos y significativos. Ese detalle que siempre tuvo JungKook cada vez que iba a verlo en sus presentaciones prevalecía y era realmente hermoso. Este momento era perfecto.

Fue solo cuestión de segundos para que JiMin corriera con lágrimas en los ojos hacia los brazos de JungKook quien enseguida lo sostuvo con fuerza y lo pegó a su cuerpo no queriendo que quedara espacio entre ellos. Enterró su rostro en el cuello del chico y aspiró fuertemente su aroma dulce y delicioso que tanto había extrañado. Sintió sus mejillas humedecer por las lágrimas que escapaban de sus orbes, al igual que el contrario, aunque la tristeza no existía en lo más mínimo, sólo la felicidad pura de sentirse y de tener la certeza de que esta vez nada ni nadie podrá separarlos.

Ghostin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora