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Los minutos se volvieron infinitos durante el trayecto de vuelta a casa, con JungKook conduciendo y con JiMin acariciando su entrepierna. No era muy complicado mantener la vista en la carretera, pero con cada segundo que pasaba, una parte de él se debilitaba ante las lascivas intenciones de JiMin a las que jamás ha podido poner un límite, ni desde hace cinco años ni ahora que estaban más intensos que nunca.

En cuanto se detuvieron frente al edificio, bajaron rápidamente del auto sin ocultar su evidente emoción y premura por llegar a los confines de su departamento, pero incluso estando en el elevador, juntos y solos, no podían contener las ganas de besarse y tocarse por encima de la ropa. Eso es lo que hacían.

Caminaron con pasos torpes hasta la puerta del departamento donde JungKook se equivocó un par de veces en la clave, algo que le sacó varias carcajadas a JiMin. Hasta en momentos así, donde la tensión sexual los abrazaba, podían sentir incluso un estado de felicidad muy puro. No importaba si estaban a punto de cumplir sus deseos más oscuros y pecaminosos, ellos sentían una cálida brisa clara que los abrazaba con mucha calidez y que los embriagada con esa lujuria exquisita que no se inmutaban en demostrar.

En cuanto la puerta se cerró, JiMin tomó del abrigo a JungKook y lo arrastró hasta la estancia donde se lo quitó y luego lo empujó sobre el sillón.

—Aguarda aquí, cariño— habló el rubio— Hoy cumpliré una de tus fantasías sexuales.

JungKook tragó grueso aflojando sus pantalones de manera inconsciente. Observó cómo JiMin desaparecía por la puerta del dormitorio sintiendo un montón de cosquillas en su estómago al pensar en todo lo que le esperaba en este momento. Aunque los separaba una pared la tensión se podía palpar, porque una vez excitados, debían llegar hasta el final o hasta el amanecer, todo dependía de ellos.

Realmente no importaba mucho si fallaron en la mañana o incluso una noche antes, sus ganas y deseo mutuo se mantenían intactos. Además, se aproximaban fechas importantes; JiMin comenzaría una nueva gira con su grupo y, naturalmente, JungKook no quería intervenir en sus planes profesionales, aunque le estruja el corazón de tan sólo pensar que debía despedirlo en el aeropuerto. Obviamente quería ir con él para acompañarlo y brindarle su apoyo, pero en vista de que Suga era su guardaespaldas personal, tenía el deber de quedarse en la corporación para entrenar al grupo. Ese había sido el trato; en cuanto los chicos pasaran a la siguiente fase del entrenamiento, él podía retirarse como se debía. Y para eso ya no faltaba mucho tiempo.

Pensaba en esa y otras cosas hasta que el sonido de la puerta lo trajo de vuelta a la realidad. Su atención fue a parar a un hermoso cuerpo curvilíneo, níveo y sexy que portaba medias cortas y rojas en sus muslos en conjunto con ligeros y unas bragas de encaje del mismo color. Sintió como su polla saltaba debajo de sus pantalones con muchas ganas de follarse a ese bello chico frente a él, pero sus ojos le decían otra cosa, eran como de advertencia.

Lentamente el rubio se acercó dejando al descubierto lo que traía en sus manos; un plug con cola roja y una botella de lubricante. Con eso fue más que suficiente para que JungKook entendiera sus intenciones.

—Sólo debes acatar una regla— le dijo JiMin al tiempo que dejaba los objetos sobre la mesita de la estancia— No te puedes mover de donde estás. Aunque tengas ganas de tocarme, no puedes hacerlo. ¿Entendido?

El pelinegro sólo asintió masajeando su propia polla por encima de su ropa mientras observaba cómo JiMin se hincaba de espaldas a él y cómo tomaba la botella de lubricante con una de sus manos. Se deshizo de su ropa y se acomodó sobre el sillón para poder disfrutar del espectáculo que estaba a punto de presenciar.

Ghostin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora